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En los últimos ocho años, desde que las Naciones Unidas lanzaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, muchas empresas han comenzado a incorporar estos Objetivos (ODS) en sus estrategias de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), marcando las hojas de rutas.
Esto trajo, según el Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, cinco tendencias clave en el mundo.
Primero, las empresas están adoptando criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para medir su desempeño y rinden cuentas de manera más transparente a sus grupos de interés. Segundo, las organizaciones están rediseñando sus procesos y productos para reducir residuos, fomentar la reutilización y el reciclaje, y minimizar su impacto ambiental.
También, como tercera tendencia, las empresas están implementando políticas y programas para promover la diversidad, la equidad y la inclusión en sus organizaciones. A su vez, las compañías están integrando la RSE en su cultura organizacional para aumentar el compromiso y la motivación de sus colaboradores.
En quinto lugar, los consumidores priorizan cada vez más los productos y servicios de empresas comprometidas con la sostenibilidad, lo que impulsa a las compañías a adoptar prácticas más ecológicas y responsables.
Es así como las anteriores tendencias se enmarcan en un contexto global en constante cambio, en donde las reglas para la responsabilidad empresarial se están actualizando rápidamente. Por ejemplo, la Ocde ha lanzado una nueva versión de sus directrices sobre conducta empresarial responsable, mientras que el Pacto Global de Naciones Unidas ha renovado su metodología de reporte corporativo (COP).
Por su parte, el Global Reporting Initiative ha presentado nuevas guías, ampliando los temas y los indicadores a reportar. La Unión Europea también ha aprobado una serie de normativas exigentes en materia de ESG (medioambiental, social y de gobernanza).
En América, no se quedan atrás: Estados Unidos y varios países latinoamericanos, como Brasil, Chile, Colombia y México, están reforzando la regulación ESG en sus procesos de inversión.
¿En qué deberían enfocarse las empresas?
Con este panorama de fondo, Martha Corredor, gerente de Validación y Verificación de Icontec, afirmó que las empresas deben encaminarse a la promoción del uso de energías renovables, la divulgación de información empresarial con mayor transparencia e integridad; el involucramiento en temas de diversidad, inclusión, gobernanza y gestión organizacional; el aumento en la medición y bienestar del empleado, la inversión empresarial responsable (por ejemplo, modelos basados en ESG) y el uso de tecnologías centradas en la colaboración ser humano-máquina (por ejemplo, quinta revolución industrial).
Por eso, recomendó crear y aplicar indicadores medibles, claros y alcanzables, y que estos sean auditados por terceros independientes y calificados, que permitan medir y exponer en público lo que se está realizando dentro de la organización.
“También el aumento en el uso de energías como la solar o eólica, y promover la eficiencia energética, con la adopción de prácticas y tecnologías que reduzcan el consumo de energía. Implementar políticas estrictas contra la corrupción y el soborno. Y vincular y medir asuntos de inclusión, diversidad, voluntariado e inversión comunitaria a las políticas organizacionales, y hacerlos parte de la estrategia organizacional”.
A renglón seguido, Laura Rubio, líder de Sostenibi-lidad de Syngenta para la Región Andina, enfatizó en que las empresas deben tener en su radar temas a futuro que, seguramente, se encontrarán en diferentes agendas. Por ejemplo, la transición hacia una economía circular, minimizando residuos, fomentando el reciclaje y la reutilización de recursos, y adopción de prácticas de producción más sostenibles.
“Como priorizar y enfocarse en inversiones tecnológicas y prácticas empresariales innovadoras que promuevan la sostenibilidad. Y, definitivamente, el tema de la inteligencia artificial y tecnología, en donde el desafío será el cómo garantizar la ética y la responsabilidad en el desarrollo y uso de estas herramientas, minimizando posibles impactos negativos en la sociedad y el empleo”, recalcó la experta.
Sectores destacados
Un estudio de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid (UFV) resaltó a la moda y la tecnología como los sectores líderes de RSE en el mundo. Pero otros sectores como los servicios empresariales, la industria, el comercio, la energía y la alimentación también están adoptando cada vez más iniciativas de responsabilidad social y sostenibilidad corporativa.
Por ejemplo, países como Chile y Perú tienen un fuerte sector minero que domina la esfera de la RSE en la región. También los servicios empresariales, en Europa, tienen una mayor representación en iniciativas de RSE, con un 31% de las empresas socialmente responsables, según la UFV.
Asimismo, el sector comercial es otro de los que más empresas tienen socialmente responsables en España, con un 9% de participación. Y en el sector de la alimentación, empresas como Natura, una gran compañía local de Brasil, han integrado la RSC como parte de su estrategia empresarial.
Es así como América Latina plantea grandes retos de desigualdad económica y social a las empresas, que sienten cada vez más presión para ayudar a reducir estas brechas, impulsando prácticas inclusivas y programas que beneficien a las comunidades más desfavorecidas.
Para ello, las organizaciones están trabajando en crear entornos laborales más justos, enfocándose en la igualdad de género, la inclusión de minorías y la equidad salarial.
Claves para mejorar el impacto
Para lograr mejores resultados en la RSE, Ana María Saldarriaga, gerente de Relaciones Externas e Institucionales de Syngenta, les recomendó a las compañías analizar puntos claves y prioridades dentro de sus operaciones para así integrar estrategias ambientales, sociales y de gobernanza transversales a sus operaciones.
Con base en lo anterior, indicó que deben hacer foco en estos puntos clave:
1. Sostenibilidad ambiental: priorizar la reducción de emisiones de carbono, la gestión responsable del agua, la adopción de energías renovables y la promoción de la economía circular.
2. Innovación: fomentar la inversión en investigación y desarrollo de tecnologías, así como en la implementación de prácticas empresariales innovadoras que minimicen el impacto ambiental y promuevan un desarrollo social positivo.
3. Diversidad e inclusión: crear entornos de trabajo equitativos, promover la diversidad en la contratación y desarrollar programas para apoyar a grupos subrepresentados.
4. Transparencia y rendición de cuentas: ser transparentes en las prácticas comerciales y divulgar información relacionada con la responsabilidad social, incluyendo informes detallados sobre el impacto social y ambiental.
5. Tecnología para el bien social: utilizar la tecnología, como la inteligencia artificial y la analítica de datos, para abordar desafíos sociales y ambientales, mejorando la eficiencia y el impacto de las iniciativas de responsabilidad social.
6. Inversión socialmente responsable: considerar factores ambientales, sociales y de gobernanza en las decisiones de inversión, promoviendo la inversión socialmente responsable.
“Todo depende del enfoque de inversión de cada industria para que esté completamente relacionado y así sea sostenible en el tiempo”, dijo la experta.
Casos destacados en el mundo
Bosch: la mitad del presupuesto de investigación y desarrollo de Bosch se invierte en la creación de tecnología de protección ambiental. En los últimos dos años, invirtió 50 millones de euros para apoyar universidades y programas de investigación sobre medioambiente, la energía y la movilidad en Alemania, India, Estados Unidos y China, según Digital Marketing Institute.
L’Oreal: la primera marca del sector maquillaje y belleza en medir y analizar realmente el impacto que tienen los productos cosméticos en el entorno, en especial en la biodiversidad de las zonas en las que producen, su huella hidráulica y de carbono.
Starbucks: la compañía se comprometió a contratar a 25 mil personas hasta 2025, incluidos veteranos, refugiados y adolescentes, para diversificar su fuerza laboral y brindar oportunidades para ciertos grupos,
con el objetivo de ayudar a impulsar las carreras al darles su primer trabajo.
Netflix: invertirá $100 millones en los próximos cinco años para identificar, capacitar y proporcionar colocación laboral para talentos emergentes a nivel mundial, con atención en las comunidades subrepresentadas en las industrias de la televisión y el cine, según estudio de Zendesk.
Ikea: la minorista de muebles ha desarrollado productos sostenibles hechos con materiales reciclados
y duraderos, además de instalar paneles solares en muchas de sus tiendas. De hecho, ya ha instalado 700.000 paneles solares y sistemas de iluminación LED.
Periodista de EL COLOMBIANO.