Hay preocupación y zozobra entre los firmantes de paz, organizaciones y personas defensoras de derechos humanos en Antioquia ante la seguidilla de asesinatos a excombatientes que no cesa en el departamento.
Solo entre el pasado sábado, en Antioquia fueron asesinados dos desmovilizados tras el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las antiguas Farc.
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El primero de los casos ocurrió el pasado sábado 12 de abril en el municipio de Valdivia, al Norte de Antioquia. La víctima fue Robinson Gómez Vélez, un firmante del Acuerdo quien estaba cumpliendo con su proceso de reincorporación.
Gómez Vélez fue asesinado por sicarios en vía pública en el sector de Puqui, en el mencionado municipio.
Desde el 2019, tras la desmovilización de las Farc, la Defensoría del Pueblo, ciudadanos y diferentes organizaciones de la sociedad civil han alertado sobre los riesgos de orden público en el municipio de Valdivia y en la zona norte del departamento, donde grupos armados como el ELN, el Clan del Golfo y otros que han resultado de desmovilizaciones de paramilitares y guerrillas se enfrentan por el control territorial en una zona clave para acceder al Bajo Cauca.
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De acuerdo con la ONG Indepaz, en esta zona del departamento hacen presencia los bloques 18 y 36 del Bloque Magdalena Medio del autodenominado Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF), grupo disidente de las Farc, el ELN, el Clan del Golfo y otras bandas delincuenciales locales.
El de Robinson Gómez fue el asesinato número 15 de un firmante de paz en Colombia este 2025.
La víctima número 16 fue William Antonio Viloria Hernández, otro firmante de paz, de 44 años, que fue asesinado en Chigorodó, Urabá antioqueño.
Las cifras son preocupantes, pues en todo el 2024 fueron 30 los firmantes de paz asesinados. Es decir que en menos de cuatro meses del 2025 ya van más del 50% de las víctimas de todo el año pasado.
Según cifras presentadas por la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP, desde el Acuerdo se han registrado 456 homicidios de firmantes en al menos 158 municipios del país.
Viloria también estaba cumpliendo con su proceso de reincorporación y de hecho todavía pertenecía al AETCR de Caracolí Brisas, en El Carmen del Darién, Chocó.
Este hombre recibió varios impactos de arma de fuego en una carretera destapada en la entrada a la vereda Champitas, muy cerca de la zona urbana del municipio.
Desde Indepaz señalan que los firmantes de paz en el Urabá antioqueño se encuentran en riesgo de homicidios selectivos que se han presentado, especialmente en los cuatro municipios del Eje Bananero (Apartadó, Carepa, Chigorodó y Turbo) por cuenta de grupos armados como el Clan del Golfo, surgidos tras la desmovilización de las AUC, que tienen el control sobre las economías ilegales y el crimen organizado en la región.