Luis Pérez lleva tres años y siete meses de haber dejado de ser gobernador de Antioquia (2016-2019) y todavía se aprecian vestigios de los entuertos que dejó. Basta con transitar por el norte del Valle de Aburrá para ver el desbarajuste del Central Park o ir al Oriente y observar unas ciclorrutas, contratadas con un amigo suyo, que no conducen a ninguna parte.
Por eso siguen causando hilaridad en unos y rabia en otros las palabras que lanzó el 27 de julio pasado tras inscribir su candidatura para un nuevo periodo en la Gobernación de Antioquia. “Cuando ustedes vean por ahí una obra que yo haya empezado en la Gobernación, y digan que es un elefante blanco, no se preocupen. En enero las empezamos a terminar y en el próximo año las vamos a inaugurar todas”, expresó con una dosis grande de triunfalismo.
Luego de que la senadora Berenice Bedoya publicó en Twitter que su movimiento, la Alianza Social Independiente (ASI) le daría el aval a Pérez para los comicios del 29 de octubre, un cibernauta no tardó en recordar uno de los “pecados” que se le endilgan al exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín: “Inauguró obras sin terminar, como el Central Park y nos viene con esas?... por Dios no más Luis Pérez, no podemos repetir otra vez lo irrepetible...”.
Si algo caracteriza a Pérez es su grandilocuencia, de manera que ahora está anunciando que “Antioquia #PiensaEnGrande será el primer territorio público en el mundo que lanzará un nanosatélite; internet para todos”.
De ese mismo tono fueron los anuncios en cada momento con las obras que tienen visos de fracaso o que han debido ser redimensionadas porque Pérez las pensó en borrador –sin mucha planeación— y las dejó en obra negra. De hecho, faltando apenas escasos cinco meses para culminar su mandato, la administración de Aníbal Gaviria todavía trata de resolver varios de los adefesios que le quedaron como herencia de él.
Tras ingresar Gaviria a la Alpujarra, el primero de enero de 2020, una de las primeras cosas que hizo fue crear un equipo de seguimiento con cuatro abogados, una administradora y un especialista en contratación para que se encargaran de 291 obras y contratos emproblemados y evitar que se convirtieran en obras inconclusas. Mientras que de esos asuntos espinosos 89 procedían del periodo comprendido entre 1997 y 2015 (18 años), 162 (55,6%) eran de los cuatro años en que Pérez llevó las riendas del departamento. Otros 40 procesos son de la administración actual.
El reto es que al culminar Gaviria solo queden 30 de esos procesos, pero con una ruta clara de solución. En 13 se está acordando con los municipios cómo proceder porque son ellos los responsables y no el Departamento.
El paquidermo mayor
Del paquete grande de “pendientes” que dejó el nuevo aspirante a la Gobernación por la ASI, el más notorio, sin duda, es el Central Park que Pérez prometió como un escenario de deportes a motor de primer orden e inauguró orgulloso el 30 de diciembre de 2019, un día antes de dejar su cargo.
Una de las líneas que siguen los investigadores es la contratación a dedo que se habría hecho por subalternos de Pérez a Ingecon, una firma que tendría lazos comunicantes con Carlos Mario Gallego, un importante aliado político de Pérez. Para completar, esta empresa incumplió y ha estado desde tiempo atrás en un proceso de insolvencia. El contratista salió sancionado e Indeportes adjudicó los trabajos pendientes a otra empresa. La meta, de acuerdo con la Gobernación, es entregar las obras a finales de septiembre u octubre.
Otra crítica a Pérez es su empecinamiento en que este fuera un sitio para el desfogue de los amantes de la velocidad, lo que iba en contravía del deseo de los donantes del inmenso terreno en la década de 1970 para que fuera un gran pulmón metropolitano.
Ahora, este no será ese Central Park que prometió Pérez sino un escenario multipropósito apto también para actividades como ciclismo, atletismo, patinaje e incluso como centro de conciertos y otros espectáculos. Para ello Gaviria ha tenido que destinar $29.000 millones que no había calculado en su plan de Gobierno.
En la actualidad, el caso tiene por lo menos tres frentes: la investigación de responsabilidad fiscal, un proceso ante el Tribunal Administrativo en el que están enfrascados la Gobernación e Ingecon y, tercero, la obra misma.
Ciclorrutas sin fin
Este jueves EL COLOMBIANO recorrió la ciclorruta de Oriente que también dejó inconclusa Pérez entre El Tablazo, Llanogrande y el cruce con la autopista Medellín - Bogotá.
La realidad es que son contados quienes la usan en comparación con los que van por la vía vehicular, arriesgándose a ser atropellados. La razón es que la ciclorruta, si así se le puede llamar, es una línea corta y discontinua que no lleva a ninguna parte.
Lo más extraño es que ni la parte construida parece servir porque, según explicó Juan Carlos Vallejo, un vecino del sector, arquitecto y ciclista apasionado, la rugosidad del pavimento no es apta para el ciclismo de pista; “por eso solo la transitan bicicletas todo terreno”.
Los usuarios potenciales a los que se les preguntó no atinaban a explicar el porqué de la discontinuidad de la franja que debía ser su seguro ante cualquier atropellamiento o por qué de 23,6 kilómetros que se planearon, solo hay 6,5 hechos y 2,25 a medio hacer.
La historia dice que, también en el gobierno de Luis Pérez, el contrato de esta obra se lo entregaron a la empresa IDC, que ha estado ligada con un amigo y socio suyo y cuando esta firma incumplió la reemplazó Ingecon, la misma del Central Park, que también acá falló.
Y también, como en el Central Park, el proyecto tuvo que ser redimensionado por la administración Gaviria. “Se terminó un contrato con Viva (la Empresa de Vivienda de Antioquia) y en este momento se está seleccionando un nuevo contratista que debe quedar definido para finales de este mes, y entregar las obras en diciembre. Vamos a hacer intervención para dejar funcionales 9 kilómetros, porque el resto tiene problemas de gestión predial y taludes en varios sectores, con lo que se hace inviable el diseño original”, le dijo un funcionario de Indeportes Antioquia a este diario.
Una idea en tierra movediza
En la lista de “elefantes blancos” de la Contraloría General de la República figura otro de los proyectos gestados en la administración de Pérez en la Gobernación. Se trata de la cárcel agrícola de Yarumal que se proyectó en la edificación donde funcionó el seminario Cristo Sacerdote, con un costo de $65.200 millones, de los cuales el Ministerio de Justicia iba a asumir $51.200 millones, en tanto que la Gobernación y la Alcaldía de Medellín casaban de a $7.000 millones.
Esta que pretendía ser una solución para mitigar el hacinamiento carcelario se desvaneció cuando los estudios diagnosticaron que la vetusta edificación no era apta para el uso que le iban a dar. Organismos estatales señalaron que el terreno fue adquirido sin contar previamente con diseños, ni cronogramas, ni estudios de actividad sísmica.
Sobre este caso también hay actualmente una controversia en el Tribunal Administrativo de Antioquia en la que se busca definir quién le paga a Viva lo que alcanzó a gastar antes de que los obreros dejaran abandonadas sus palas en un lote vecino.
El inventario de pifias e ideas en obra negra de Pérez que inauguró sin terminar hay además vías, acueductos, estaciones de policía y malecones en diferentes pueblos. En el propio Medellín, vale la pena recordar que él, culminando su alcaldía (2001 a 2003) entregó la Plaza de la Luz, en frente de La Alpujarra, solo que, marcando una paradoja con el nom