Algo extraño se estaría cocinando detrás del anuncio del ELN sobre su supuesta responsabilidad en el ataque al helicóptero en Amalfi, hace casi tres semanas, en el que murieron trece uniformados.
En una especie de noticiero terrorista, el Frente de Guerra Darío Ramírez Castro del ELN afirmó que el sanguinario atentado fue “parte de victorias” y fue dirigido contra “unidades policiales y paramilitares”. El grupo narcoterrorista aseguró haber derribado el helicóptero y causado, además, el asesinato de más de 50 personas entre policías, militares y paramilitares.
La versión fue rápidamente rechazada por parte del gobernador Andrés Julián Rendón, quien señaló que “las pruebas no mienten y están en poder de los investigadores: disidencias Farc de Calarcá fueron los responsables del asesinato de 13 Policías en Amalfi y el derribamiento de un helicóptero BlackHawk”.
Según la opinión del gobernador, el anuncio del ELN habría sido motivado por “una alianza entre bandidos para cuidar su permanencia en la farsa de la paz total. Le hacen el “mandado” a Calarcá para que siga en la mesa con el Gobierno”. Con esto, según el gobernador, lo que buscarían sería evadir una posible solicitud de extradición por parte del gobierno de Estados Unidos contra Calarcá, de quien dice Rendón es el mayor responsable de los homicidios de policías y soldados en Antioquia.
“A Calarcá lo han premiado con generosidad: suspensión de orden de captura y de extradición, libertad luego de ser capturado en la caravana de la UNP en Antioquia donde portaba armas, munición, dinero en efectivo y oro, y recientemente con zona de ubicación y concentración”, aseveró Rendón.
El asunto es que el mismo gobierno, a través del ministro de Defensa, Pedro Sánchez, sostiene que las evidencias apuntan hacia Calarcá como el autor del brutal ataque que incluyó drones y minas en tierra. Las pruebas que tiene la Fuerza Pública sobre este caso también serían de conocimiento del FBI que lleva detrás de Calarcá desde hace tiempo armando un caso en su contra para poderlo procesar ante la justicia estadounidense por narcotráfico, esperando a que el Gobierno Nacional determine su incumplimiento con el llamado proceso de paz.
Algo que soportaría la versión de que el ELN se habría adjudicado falsamente el atentado es que ya en otras ocasiones el frente de Guerra Darío Ramírez Castro habría utilizado este tipo de estrategias para enredar la labor judicial y la estrategia militar de las autoridades, al tiempo que consolida alianzas que le permitan mantenerse en juego. Y es que, con casi medio siglo de existencia, esta célula del ELN ha logrado zafar de su desaparición total varias veces, después de estar contra las cuerdas por golpes militares o por las mismas pugnas entre grupos ilegales que la llevaron a perder su poderío en el Norte de Antioquia. No obstante, el arraigo que han mantenido en Anorí, Yarumal, Campamento y Angostura, su conocimiento del territorio para explotar yacimientos de oro oculto, les ha convertido en un aliado apetecido para otros grupos, incluyendo las disidencias en etapa de expansión.
Las disidencias del Frente 36, bajo el mando de Calarcá, son una de las facciones más poderosas actualmente en el país, surgidas de las extintas Farc. Esta semana, por ejemplo, se conoció la insólita decisión de un juez de dejar en libertad a alias “Chorizo”, señalado coordinador financiero de estas disidencias, que a través de testaferrato movía más de $20.000 millones al mes. El hombre había sido capturado en un gran operativo entre ejército y policía y había sido anunciado como un golpe contundente a las finanzas de este grupo.