Tres fuertes casos de violencia intrafamiliar contra menores de edad se conocieron en los últimos días en Antioquia, lo que puso de nuevo sobre la mesa el tema de las vulneraciones a los derechos de niñas, niños y adolescentes que siguen ocurriendo en sus propias familias, cuando estas deberían ser entornos protectores por excelencia. En los tres hechos, reportados en municipios diferentes, el común denominador fue que las presuntas agresoras eras las madres de las víctimas y todas fueron capturadas y judicializadas.
Caso 1: Habría golpeado a su hija en la cara y el cuerpo
Un caso ocurrió el pasado 24 de febrero, cuando una adolescente de 14 años llegó al colegio con visibles lesiones en la cara y el cuerpo, y tuvieron que trasladarla a un hospital. Después de eso, se remitió a una Comisaría de Familia, donde se inició el proceso de restablecimiento de derechos, al tiempo que Policía y Fiscalía iniciaron una investigación con la que recopilaron pruebas que llevaron a que se emitiera una orden de captura en contra de la mamá de la niña. La mujer fue capturada a finales de mayo, en un sector de Bello, como presunta responsable del delito de violencia intrafamiliar agravada, en concurso homogéneo y sucesivo.
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Ese es solo un ejemplo de un problema persistente y grave. De acuerdo con datos preliminares de Sivigila, en lo que va corrido de 2025, se han registrado en Antioquia 4.243 casos relacionados con violencia de género e intrafamiliar con víctimas entre los 0 y los 19 años, de los cuales 1.028 han sido hombres y 3.215, mujeres.
Es una realidad que no mejora, pese a que leyes como la 2089 de 2021 prohíben explícitamente en el país el castigo físico, los tratos crueles, humillantes o degradantes y cualquier tipo de maltrato infantil.
Los expertos en la materia reiteran una y otra vez que la normativa se queda muchas veces en el papel y que se sigue evidenciando una crianza con prácticas que avalan golpes y agresiones, incluidos palmadas, chancletazos, arañazos o correazos, pero otros más graves como patadas, puños, quemaduras y privaciones a sus derechos, como obligarlos a quedarse sin comer o dormir a la intemperie como formas de castigo.
Caso 2: Habría tratado de asfixiar a su hija con un cable
Otro de los casos aberrantes que se conoció recientemente se registró en Medellín. El pasado 29 de mayo se informó que un juez impuso medida de aseguramiento en una prisión a una mujer, luego de que un fiscal le imputara el delito de violencia intrafamiliar agravada.
Presuntamente, la procesada agredía a su hija desde febrero de 2024 con tratos inhumanos entre los que se evidenció, incluso, que en una ocasión la habría golpeado con un cable, con el que le causó heridas en el rostro y el cuerpo, y que habría tratado de asfixiarla en reiteradas oportunidades, además de amenazarla de muerte. El informe de Medicina Legal evidenció múltiples lesiones en la niña, quien además tuvo una incapacidad de 15 días.
Otro hecho que demuestra la inhumanidad que muchas veces se da en el trato a los menores de edad en las familias. Según datos preliminares de Medicina Legal, con corte a abril de este año, han hecho exámenes y atendido 250 casos de maltrato a niños, niñas y adolescentes, de los cuales el 79,2% se presentaron en la vivienda. Entre otras cosas, por ser la capital, Medellín registra el mayor número de hechos de violencia en el contexto familiar (99 de esos 250), una situación que es reconocida como “un problema grave y persistente” desde la administración distrital.
Desde el Despacho de la Primera Dama de Medellín, Margarita Gómez, que lidera Tejiendo Hogares, un programa enfocado en disminuir y erradicar este problema, indicaron que, según Sivigila, durante 2024 se presentaron 12.124 reportes de violencias en el contexto familiar, de los cuales en 4.055 las víctimas fueron niñas, niños y adolescentes.
En el Despacho son conscientes de que el maltrato infantil trae consecuencias graves y duraderas en la salud física y mental que trascienden a grandes problemas sociales, por lo cual el foco lo ponen en entregar herramientas a las familias para fortalecer las habilidades de gestión emocional, la solución de conflictos y el mejoramiento y reparación de los vínculos.
Lo que se busca es que cualquier persona de la familia sea capaz de “relacionarse con amor, respeto y empatía”, que sean conscientes de que se debe dejar de replicar la violencia que ha persistido por generaciones en la crianza.
Esto lo promueven en todas las comunas y corregimientos, en colaboración con organizaciones y empresas privadas, por medio de iniciativas como talleres. Entre 2024 y abril 30 de 2025 entregaron esas herramientas a 53.675 familias, pero también acompañaron a 10.332 docentes y directivos de colegios públicos, a 2.041 niñas, niños, adolescentes y jóvenes, a 2.334 padres y cuidadores. También trabajan de la mano con Buen Comienzo, la Secretaría de Educación y los clubes juveniles para orientarlos y atenderlos en estos temas.
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Expertos de organizaciones sociales coinciden en que estas herramientas son importantes, porque forman parte de la prevención de un problema que tiene consecuencias nefastas, incluso de por vida, en las víctimas. En el caso de los menores de edad no solo de trata de golpes físicos, también de malos tratos psicológicos, que aunque dejan heridas intangibles, son muy graves, como falta de autoestima o ideaciones suicidas, por poner solo dos ejemplos.
Caso 3: Habría obligado a su hija a tener un aborto
Los tratos degradantes se evidenciaron también en otro de los recientes casos conocidos en Antioquia. El pasado 26 de mayo, en Giraldo, Occidente del departamento, una mujer fue capturada y luego enviada a prisión por un juez bajo medida de aseguramiento por su presunta responsabilidad en los delitos de violencia intrafamiliar y aborto sin consentimiento.
La investigación de la Fiscalía determinó que entre el 18 de enero y el 7 de febrero de este año, la procesada habría insultado y golpeado múltiples veces a su hija de 15 años, un maltrato que se hizo más fuerte cuando se dio cuenta de que la menor de edad estaba embarazada.
Al parecer, la madre golpeó en el vientre a la hija y la encerró en el baño varias veces, donde le regó agua mezclada con blanqueador. Según los investigadores del caso, en febrero, también habría llevado a la adolescente a un hospital de la zona y le habría hecho practicar un aborto en contra de su voluntad.
Aunque en estos tres casos las presuntas victimarias son mujeres, la realidad es que la mayoría de agresores en los casos de violencia intrafamiliar son hombres y los responsables no solo son madres y padres, sino también otros miembros del hogar, como tíos, primos, hermanos o abuelos.
Ante este panorama preocupante, la coalición Niñez Ya, que agrupa a 200 organizaciones de la sociedad civil, ha reiterado la necesidad de fortalecer a las familias, donde también se siguen registrando altos índices de violencias sexuales en contra de los menores de edad. De hecho, esta coalición hizo recomendaciones al Estado para que de aquí a 2030 construyan una política nacional de pedagogía enfocada en cambiar imaginarios sobre la crianza y en prevenir, en todos sus niveles, el castigo físico, los tratos crueles y humillantes y degradantes, que complementen la parte punitiva contra quienes cometen estos delitos.
Esta formación es urgente, porque parte de la solución de este problema es que las personas comprendan que una crianza basada en el maltrato alimenta espirales de violencia de generación en generación. Y uno de los primeros pasos es desaprender eso de que “a mí me pegaron, a mí me insultaron, a mí me dieron correa y no me pasó nada”.
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