El nuevo presidente del Senado podría ser uno de los pocos políticos que no usan las redes sociales para pelear o promocionarse. De bajo perfil, más dado a los acuerdos que a los discursos encendidos, Lidio García Turbay fue elegido con 97 votos como nuevo presidente del Senado, en el último año legislativo del gobierno de Gustavo Petro.
Su estilo no ha cambiado mucho desde que comenzó en política, en 1995, como concejal de El Carmen de Bolívar, su pueblo natal. García no es un hombre de micrófono fácil. Tampoco protagoniza escándalos ni lanza frases rimbombantes. Es un político de vieja escuela, moldeado entre reuniones de bancada y almuerzos con aliados. Incluso en el Capitolio es raro verlo dar declaraciones extensas. En su cuenta de X, por ejemplo, apenas hay publicaciones institucionales, mensajes de cumpleaños o fotos de actos protocolarios.
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Su última publicación fue el 7 de junio, en rechazo al atentado contra Miguel Uribe. Antes de eso, no escribía desde septiembre de 2023.
Esa fórmula de discreción lo ha mantenido vigente durante décadas. Ha sido diputado, representante, senador por tres periodos y presidente del Congreso en 2019. Este 2024, en plena recta final del gobierno Petro y con un Congreso altamente fragmentado, vuelve a ocupar el cargo que ya tuvo al inicio de la pandemia.
Pero su regreso no es solo un relevo burocrático. Llega justo cuando el Legislativo debe decidir el destino de las principales reformas del Ejecutivo, como la de la salud, la ley de sometimiento y el presupuesto del próximo año.
Pese a su perfil reservado, García ha sido mencionado en varios episodios judiciales. La Corte Suprema le abrió en su momento una investigación por presuntos vínculos con paramilitares, aunque el caso fue archivado. También fue señalado por el contrato del alcantarillado de El Carmen de Bolívar. En Cartagena, su nombre apareció en la polémica elección de la contralora Nubia Fontalvo, y recientemente fue vinculado a un presunto caso de acaparamiento de baldíos. Él ha respondido que se trata de persecución política.
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En 2024, además, fue el congresista más ausente del Senado, con 44 inasistencias y un 63 % de faltas en el segundo semestre. Aun así, su bancada lo respaldó con fuerza. Lo ven como una ficha de equilibrio frente a un gobierno que necesita interlocutores para salvar su agenda y cerrar su mandato sin mayores sobresaltos.
García proviene de una familia liberal. Su padre, Lidio García Álvarez, fue un médico que terminó haciendo política, y su madre, Cecilia Turbay, le heredó la tradición del partido rojo. Es primo del alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, y durante años ha sido una de las figuras con mayor caudal electoral en la región Caribe. En las elecciones legislativas de 2022, de hecho, fue el senador liberal más votado del país.
Su nuevo mandato como presidente del Senado podría transcurrir, como suele hacerlo su carrera, sin alboroto ni estridencias. Pero eso no significa que su rol sea menor. En medio de la creciente polarización entre el Congreso y el Ejecutivo, su presencia al frente de la corporación puede definir el tono de los próximos debates.