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¿Petro se va a quedar solo con Benedetti? Así pelea con su propia gente

La amistad y la dependencia del presidente con el Ministro del Interior sigue generando salidas de colaboradores leales que expresaron su molestia; algunos dicen que Petro “se inmoló” por el exsenador costeño, quien esta semana fue el protagonista de la derrota del Gobierno con el hundimiento de la consulta popular.

  • Presidente Gustavo Petro y su ministro de Interior, Armando Benedetti. Foto: Colprensa
    Presidente Gustavo Petro y su ministro de Interior, Armando Benedetti. Foto: Colprensa
hace 2 horas
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Todos los caminos conducen a Armando Benedetti, quien se ha convertido en mano derecha, mejor amigo y estratega político y comunicacional solitario del presidente Gustavo Petro. Desde que es ministro del Interior, no hay una sola semana en la que el exsenador costeño no aparezca en una noticia, un cruce de versiones con otro funcionario, una frase “malinterpretada” —la “minireelección” o la huelga general—, un escándalo o una pelea que se va a los estrados judiciales.

Desde antes, incluso, cuando fue embajador en Caracas primero y luego en Roma ante la FAO, Benedetti protagonizó episodios bochornosos como sus audios contra Laura Sarabia en los que confesó varias irregularidades en la campaña de 2022 que luego negó; o cuando se supo por un reporte de la policía española que le sacó un cuchillo a su esposa en un episodio de presunta violencia contra la mujer.

Pero esta semana, se suman dos hechos a la larga lista que retratan el efecto que tiene su presencia en el Gobierno. Primero, no pudo sacar adelante la convocatoria de la consulta popular en el Congreso, principalmente porque dos congresistas del Pacto Histórico, Martha Peralta y Richard Fuelantala, “se perdieron” al momento de la votación; el ministro se salió de casillas acusando de fraude el proceso y estuvo a punto de golpear al secretario del Senado, Diego González.

Otra derrota más para el presidente Petro que ni siquiera con un avezado exsenador como ministro de la política, logró sacar adelante una votación en las que necesitaba mayoría simple, es decir, alrededor de 55 votos o menos, dependiendo del quórum, para ganar.

Segundo, no pasó ni un día desde el hundimiento de la consulta y la ministra de Justicia saliente, Ángela María Buitrago, acusó a Benedetti de presionarla para hacer nombramientos clave en su cartera. “(...) esto nunca me lo pidió el presidente. Me llamó directamente Angie Rodríguez (directora del Dapre) y Armando Benedetti y no sé por qué razón lo hacen.

Eran mensajes fantasmas que aparecen y después desaparecen”, dijo Buitrago, quien radicará una denuncia en la Fiscalía por esos hechos. Benedetti, por su parte, negó las acusaciones: “Ya estoy cansado. Acabo de dar poder para demandar a la exministra de Justicia por injuria y calumnia”. Pero quienes conocen a Buitrago, una destacada jurista que fue turnada para fiscal general, dicen que ella no hace señalamientos a la ligera y que no tiene intereses políticos.

El presidente Petro, desde su gira en China, salió a defender (otra vez) a su polémico ministro: “No hay que acusar a gente inocente” y dijo que él le había pedido la renuncia a Buitrago a través de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien es ministro delegatario con funciones presidenciales. Buitrago respondió, ratificando sus denuncias: “me acabo de enterar”, en referencia al pedido de su salida.

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¿Por qué la defensa férrea del jefe de Estado a un colaborador con esos antecedentes y bajos resultados?

El propio mandatario ha dicho que no tiene que ver con que Benedetti lo tenga “secuestrado” con alguna información reservada que le pueda hacer daño y hasta bromeó al respecto intentando relativizar las acusaciones: “Dicen que Benedetti me chantajea, porque entonces yo voy a fiestas con él y yo no sé qué pasa, pero nunca he ido a una fiesta con Benedetti, nunca en la vida. Pero voy a confesar la verdad: le tengo miedo a las amigas que invita. Me disculpa ahí, Benedetti”, dijo entre risas hace algunas semanas. Pero va mucho más allá.

Los petristas que salieron por Benedetti

Petro se ha “inmolado” por Benedetti, no importa el costo político, ocasionando injustamente que varios de sus colaboradores más leales y eficientes renuncien. Esa es la interpretación de funcionarios y exfuncionarios consultados por EL COLOMBIANO que identifican en aquel primer Consejo de Ministros televisado, a principios de febrero de este año, el punto de quiebre en el que Benedetti se coronó como el gran poder del Gobierno.

Ese día, la vicepresidenta Francia Márquez, Susana Muhamad (Ambiente), Jorge Rojas (Dapre), Alexander López (DNP) y Gustavo Bolívar (DPS), entre otros, le expresaron a Petro explícitamente, en horario prime time de la televisión nacional, que la presencia de Benedetti era inconveniente.

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No se lo dijo la oposición sino su propia gente, sobre todo aquella que trabajó desde su paso en la Alcaldía de Bogotá y jugó un papel importante en el Gobierno como Susana Muhamad en Ambiente o Jorge Rojas como vicecanciller.

Sin embargo, hoy todos están por fuera del gabinete y otros más como Juan David Correa (Cultura) o Luis Carlos Reyes (Dian y Comercio). Este último, incluso, denunció que Benedetti también lo habría presionado para hacer nombramientos en las aduanas de Barranquilla, Cartagena y Buenaventura, tres puertos estratégicos. Reyes reveló un encuentro que tuvo con Adelina Covo, suegra de Benedetti: “La señora Adelina estaba en sus cinco sentidos cuando con Nicolás Petro me pidió las aduanas de Barranquilla y Cartagena para los recomendados de Benedetti”.

Además, sobre las revelaciones de Buitrago, el exministro Reyes dijo en las últimas horas: “Las presiones clientelistas del increíblemente ministro Benedetti que narra la ministra Ángela María Buitrago son totalmente consistentes con las que otros hemos experimentado. Todo mi apoyo a la ministra”.

En efecto, la cercanía de Benedetti con Nicolás Petro ha sido otro factor que ha unido aún más al presidente con el ministro en el plano personal. En segundo o tercer plano quedaron colaboradores leales sin cuestionamientos como los que tiene el exsenador costeño.

Por ejemplo, Gustavo Bolívar, quien dijo que “ama” a Petro, no recibió el guiño del presidente para ser candidato presidencial, entre otras, porque el propio ministro aconsejó que el petrismo debería tener un candidato que una más sectores de cara al 2026, según fuentes.

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Este diario le preguntó a Bolívar a qué cree que se debe la actitud de Petro en defensa de Benedetti: “No sabemos. (...) creemos que se deriva todo de la protesta que le hicimos antes del primer Consejo de Ministros televisado. Él nunca nos ha manifestado directamente ese inconformismo o que esté bravo con nosotros. Nos habla normal y de vez en cuando tiene esas actitudes, pero las veo del momento”.

Pero otro exfuncionario con puesto en el gabinete dice bajo reserva que “Petro, a esta altura, se siente solo y ve en Benedetti alguien parecido a él en algunos aspectos”. De hecho, el jefe de Estado se ha referido en esa línea de “identificación” en algunas declaraciones públicas. “Benedetti viene de la política tradicional y hay acusaciones desde el lado feminista.

Su esposa lo defiende. Ya sé que puede haber subordinación, pero un presidente no puede tomar decisiones por un ‘puede’, sino por hechos. Su hijo estuvo a punto de suicidarse con aquella andanada de la prensa. Su propia esposa me pide que no lo destruya”, le dijo Petro a El País de España en una entrevista a finales de febrero pasado.

También se refirió sobre la situación judicial de su protegido: “El único proceso judicial en firme en su contra es por tráfico de influencias. Si me pongo a ver todo lo que me rodea, todos hacen tráfico de influencias. Todos intentan influenciarme”, agregó el mandatario.

El rasero de Petro sobre Benedetti es distinto al que tiene con otros leales, sobre todo con aquellos que se atreven a cuestionarlo, sea en público o en privado. Ese día del Consejo de Ministros, el presidente solo atinó a decir que en su gabinete (qué paradoja) no debe haber sectarismo y que Benedetti, como cualquier otro, merece una segunda oportunidad pues es “un loco” que le recordaba a Jaime Bateman, líder exguerrillero del M-19. “La única razón para que Armando Benedetti esté al lado mío es porque sí tiene una especie de virtud: es ser loco. La locura puede hacer revoluciones”, dijo. Pero hasta ahora, es “locura” más que revoluciones ha hecho estragos.

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Los que siguen y sus peleas con Benedetti

Cómo será el ambiente laboral al interior del Gobierno, que Benedetti tiene varias peleas con funcionarios que aún siguen en el Gobierno, no solo con aquellos que se fueron. El caso más emblemático es la guerra declarada entre el ministro y la canciller Laura Sarabia. Se trata de una historia fascinante en términos narrativos sino fuera porque son dos de las carteras más importantes del Ejecutivo que están a la cabeza de los antiguos coequiperos que ahora no se pueden ver ni en pintura.

Sarabia conoció a Petro gracias a Benedetti, pero este nunca le perdonó haber ascendido hasta convertirse en una de las funcionarias más poderosas de este Gobierno mientras él estuvo en el “exilio” en una embajada compleja como la de Venezuela o en otro cargo diplomático que tuvieron que volver a abrir como el de la FAO en Roma.

Hoy, Sarabia tiene denunciado a Benedetti en la Fiscalía por presunto maltrato a la mujer, pero según lo que el propio equipo de defensa de la canciller dijo, también hay otros presuntos delitos en los que ella aportará información: tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. También en la Fiscalía, hay denuncias mutuas entre Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP) y Benedetti.

El funcionario, de perfil bajo, es uno de los colaboradores más longevos de Petro desde hace más de 35 años cuando ambos militaron en la guerrilla del M-19. Rodríguez, ingeniero químico de profesión, fue el gran asesor en la sombra de los destacados debates parlamentarios de Petro y desde 2022 es el encargado de su seguridad personal al frente de una entidad con billones de pesos en recursos y un enorme poder.

El director de la UNP también cuestionó a Benedetti en el primer Consejo de Ministros televisado diciendo que “los cuestionamientos sobre alias Papa Pitufo empezaron con él (Benedetti)”, refiriéndose al episodio aún no aclarado del ingreso de dinero del contrabandista Diego Marín Buitrago a la campaña en 2022: “lo puedo probar”, dijo Rodríguez sobre las supuestas reuniones de Benedetti con personas cuestionadas que habrían facilitado los acercamientos de “Pitufo” a la campaña.

Infográfico
¿Petro se va a quedar solo con Benedetti? Así pelea con su propia gente

No menos importante, la crítica de la vicepresidenta Francia Márquez que cuestionó al presidente Petro mirándolo a los ojos: “Respeto a Benedetti, pero no comparto, presidente, su decisión de traer a este Gobierno a estas personas que sabemos tienen gran parte de responsabilidad con lo que aquí está pasando”.

Pocas semanas después, Márquez fue apartada de su cargo como ministra de Igualdad y como lo reveló este diario, empezó una “persecución” contra todos los funcionarios asociados a ella.

Incluso, algunos cercanos a la vicepresidenta dijeron que uno de los cerebros detrás de esa operación era el propio Benedetti.

¿Petro se quedará solo con Benedetti?

A menos de 15 meses para que termine su mandato, el presidente Petro radicalizó aún más su discurso y el único que parece secundarlo es Benedetti. Este fin de semana, el ministro se tomó una foto en una estatua de Simón Bolívar en el centro Barranquilla que tenía un graffiti en rojo: “¡Todo el poder pa’l pueblo! (sic)” junto a la hoz y martillo comunista.

Una imagen que habría resultado inverosímil hace algunos años cuando Benedetti saltó de apoyar a Ernesto Samper, Álvaro Uribe y luego a Juan Manuel Santos, siendo un legislador de la política tradicional con maquinaria y cuotas en los gobiernos.

Ahora Benedetti es un petrista declarado o Petro es un benedittista irredento. Juntos cabalgan con la espada de Bolívar hacia las elecciones de 2026, sin una estrategia clara, llevándose a su paso valores democráticos, a las instituciones y a sus propios aliados que ven cómo su líder prefirió poner a su izquierda y derecha a uno de los ministros más cuestionados en la historia política reciente del país.

A pesar de todo, parece que el exsenador costeño ríe de último y sobrevivirá a sus malos resultados, escándalos y cuestionamientos.

La omnipotencia del ministro recuerda el cuento de Augusto Monterroso, adaptado como una metáfora del poder: cuando Petro despertó, Benedetti todavía estaba allí. ¿Despertó?

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