Ricardo Bonilla siempre supo que iba a ser ministro de Hacienda de Gustavo Petro. El 1 de mayo de 2023 –día de los trabajadores– el economista de 75 años confesó a los medios que en sus planes pensaba que el mandatario lo iba a nombrar en ese cargo, pero no que iba a ser tan pronto, como sucedió tras la salida de José Antonio Ocampo de esa cartera. Lo que jamás calculó Bonilla es que 18 meses después, el presidente Petro le pediría su renuncia por estar implicado en el escándalo de corrupción que más ha golpeado a este Gobierno: el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), un nombre que la izquierda y el petrismo quisieran olvidar, pero está más vivo que nunca. Tampoco calculó que 24 meses después de su nombramiento la Fiscalía decidiera imputarlo por los delitos de tráfico de influencias e interés indebido en la celebración de contratos.
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De acuerdo con el ente acusador, Bonilla habría intervenido de manera irregular para favorecer intereses particulares en la adjudicación de contratos relacionados con el manejo de recursos públicos destinados a la atención de emergencias. Su nombre ha surgido en medio del escándalo que ya salpica a otros altos funcionarios y exfuncionarios del actual Gobierno.
“La Fiscalía tuvo conocimiento de la actividad presuntamente delictiva del señor Bonilla a partir de un acercamiento que, en virtud de una negociación de principio de oportunidad, tuvimos con la señora María Alejandra Benavides Soto. Ese principio de oportunidad se va a radicar a finales de esta semana, y una vez el juez de control de garantías correspondiente decida sobre su legalidad y lo avale, vamos a proceder a solicitar la audiencia de formulación de imputación contra el exministro Bonilla por dos delitos: tráfico de influencias e interés indebido en la celebración de contratos”, señaló el ente acusador.
¿Qué tanto afecta al Gobierno Petro la imputación al exministro Bonilla?
Se trata, sin duda, de uno de los funcionarios más cercanos al presidente Petro que además era considerado valioso por varios sectores. Sobre todo porque en la práctica lograba “tranquilizar” a los mercados financieros y también cumplir con las intenciones del presidente, pero “con los pies en la tierra”, según fuentes de ese sector.
Finalmente tuvo que apartarse de su cargo, por pedido del jefe de Estado, para defenderse fuera de una de las carteras más importantes y poderosas del Ejecutivo.
Con la imputación a Bonilla conocida este martes se empieza a agilizar el proceso en la Fiscalía después de críticas por falta de resultados. El impacto del escándalo para el Gobierno fue de tal magnitud que el presidente Petro tuvo que pedir perdón el pasado 20 de julio tras conocerse detalles del entramado de corrupción. No solo estuvieron involucrados altos exfuncionarios hoy detenidos como Olmedo López, Sneyder Pinilla y Sandra Ortiz —también investigados Carlos Ramón González y Luis Fernando Velasco— sino los presidentes del Senado, Iván Name y de la Cámara, Andrés Calle, también detenidos recientemente.
De cara a las elecciones de 2026, el petrismo tendrá una seria contradicción: hablar de lucha contra la corrupción como una bandera política mientras su Gobierno protagonizó un escándalo como el de UNGRD y otros que rodean a funcionarios cercanos al mandatario.
En diálogo con este diario, el politólogo y profesor de la U. Javeriana, Humberto Librado, considera que la imputación a Bonilla “constituye un peldaño adicional en el escándalo de la UNGRD. La centralidad del ministro en el proyecto del presidente es relevante desde su periodo como alcalde y llama la atención sobre la necesidad de claridad sobre la conducta de estos altos funcionarios”.
El experto advierte que el presidente se desmarcó del ministro y lo apartó del cargo, haciendo énfasis en la necesidad de que enfrentara de forma autónoma su responsabilidad en este caso. “Este pronunciamiento deja ver el interés de desmarcarse del escándalo de la Unidad presentándolo como actividades distintas a su interés y buscará probablemente sacarle provecho alegando que no toleran actos de corrupción al interior de su Gobierno”, agrega.
Mientras tanto, el presidente Petro se queda cada vez más solo. Como aquella metáfora que usó refiriéndose al sistema de salud y las EPS, el “chu, chu, chu”, el escándalo de corrupción de la UNGRD ha ido sacando uno a uno a sus funcionarios más cercanos. ¿Quién será el siguiente?
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