Las autoridades investigan un presunto plan para lograr la fuga de Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, máximo cabecilla de la banda ‘La Inmaculada’, que tiene operación en el Valle del Cauca.
Según las autoridades, la estructura criminal habría recogido alrededor de 800 millones de pesos para pagar y/o sobornar a funcionarios de la cárcel La Picota en Bogotá, para que contribuyan en la huida de este hombre condenado a 30 años por diversos delitos como extorsión y homicidios.
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‘Pipe Tuluá’ fue trasladado al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), y ahora se encuentra en la estación de Policía de Los Mártires, en el centro de la capital, lugar donde permanece recluido bajo estrictas medidas de seguridad para dar paso a su extradición a Estados Unidos.
La decisión sobre la salida de este hombre del país ha causado estragos en varios municipios del Valle, donde dos taxis fueron incinerados. Los responsables de estos hechos serían los miembros de la banda criminal fundada por Óscar Darío Restrepo, alias Porrón.
De hecho, la Alcaldía de Tuluá decretó un toque de queda desde las 6:00 de la tarde de este miércoles y hasta las 5:00 de la mañana del jueves 5 de junio. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, también rechazó los actos violentos perpetrados por ‘La inmaculada’ e informó sobre la activación de operativos especiales para la captura y judicialización de los responsables.
“(...) Estos hechos se presentan tras la notificación de extradición de alias ‘Pipe Tuluá’, cabecilla de esa organización que asesinó a decenas de colombianos y solo ha traído dolor al país. No es coincidencia: es una reacción desesperada de quienes le temen a la justicia por los delitos cometidos”, escribió el ministro en su cuenta de X.
Gustavo Adolfo Vélez Román, alcalde de Tuluá, dijo que en las últimas horas se ha intensificado el caos público en el municipio. También está rodeado de un esquema de seguridad amplio por las amenazas que ha recibido.
“Fue una sorpresa conocer la decisión de la extradición, y casi que de inmediato activamos todas las alertas tanto con el Gobierno departamental y nacional, además de la Policía y el Ejército. No hay jefes de ‘La inmaculada’ detenidos en cárceles de Tuluá, porque todos están por fuera. Pero también es muy complejo, porque desde las mismas cárceles estas personas ordenan acciones en contra de la ciudadanía”, dijo a Blu Radio Vélez Román.
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Fuentes policiales le contaron a EL COLOMBIANO que ‘La Inmaculada’ surgió hace más de 20 años en el barrio del mismo nombre, ubicado en el casco urbano de Tuluá. Su primer cabecilla fue Óscar Darío Restrepo Rosero, apodado Porrón, quien se inició en el mundo criminal haciendo trabajos de sicariato para el cartel del Norte del Valle, a principios del siglo XXI.
La banda, que también se denomina a sí misma “la Oficina de Tuluá”, se dedica al sicariato, la extorsión, desapariciones, secuestros, desplazamiento forzado, control social y territorial, monopolio del comercio y productos de la canasta familiar, vigilancia ilegal, cobro de deudas mafiosas y narcotráfico. Tiene injerencia en Tuluá, Sevilla, Buga, Guacarí y Andalucía, entre otros municipios vecinos.
Porrón fue capturado en 2015, luego de que el Gobierno lo convirtió en un objetivo de alto valor estratégico porque trató de extorsionar al ídolo futbolero Faustino Asprilla, oriundo de Tuluá. El mando quedó en manos de su lugarteniente Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá –hermano mayor de Nacho– un sanguinario delincuente al cual las autoridades le atribuyen la muerte de más de 50 personas.
También lo arrestaron en 2015, pero desde la cárcel continuó administrando su empresa ilegal de la mano de Nacho, logrando expandir las redes de la facción a Popayán (Cauca), Armenia y La Tebaida (Quindío), según la Fiscalía. El Inpec lo ha transferido a diferentes prisiones, tratando de diezmar su control, en vano. Como venganza, Pipe Tuluá ordenó el asesinato de varios dragoneantes y servidores de la autoridad carcelaria. ‘Pipe Tuluá’ ha pasado por las cárceles de Cómbita (Boyacá) y Picaleña (Tolima).
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