El retiro de Ricardo Roa de la Presidencia de Ecopetrol estaba cantado. El miércoles 28 de mayo, el presidente Gustavo Petro citó a Roa a la Casa de Nariño y allí le explicó su decisión: que Edwin Palma, el hoy ministro de Minas y Energía, llegaría a la presidencia de Ecopetrol y Roa pasaría al Ministerio.
La reunión en Palacio se filtró a los medios. Todo parecía estar consumado. En los primeros días de junio, incluso, Ricardo Roa no asistió a una reunión de Junta Directiva. Lo que llamó la atención de sus miembros y parecía ratificar las versiones de su salida. Y en programas de radio le preguntaban a Edwin Palma si era cierto que iba para Ecopetrol, y él no lo negaba. Estaré donde el presidente Petro decida, explicaba.
El enroque, si bien era estratégico para Petro, no era tan fácil porque Palma tenía varios impedimentos o inhabilidades para ocupar el cargo público mejor pagado del país: había sido miembro de junta de Ecopetrol y, según la normatividad, le tocaba esperar un año para asumir como Presidente. Y había sido parte de la Comisión de Regulación (CREG).
Mientras iban y venían buscando soluciones al impasse jurídico del ministro Palma, se atravesó el cumpleaños de Ricardo Roa: el 23 de junio, lunes festivo, cumplió 60 años. Podría haber pasado como una celebración cualquiera si no fuera porque allí se le dio el milagro a Roa: conservó su cargo de presidente de la estatal petrolera.
Santiago Vargas, quien aparece como uno de los más grandes donantes de la campaña de Petro, y se ha hecho amigo de Roa, le celebró este simbólico aniversario en Cartagena. En la fiesta estuvo la primera dama, Verónica Alcocer. Según una fuente cercana a la presidencia de Ecopetrol, Verónica Alcocer movió las influencias que le quedan en la Casa de Nariño para que Roa no perdiera este jugoso puesto.
Desde ese momento, cuando todo apuntaba al naufragio de Ricardo Roa, los vientos amainaron y las aguas volvieron, al menos por ahora, a una tensa calma. El 24 de junio, Roa “llegó matado de la risa a la Junta”, cuenta una fuente de Ecopetrol. Le llevaron torta de cumpleaños, se tomaron foto y, como publicó el portal Las2orillas, la divulgaron como un mensaje de que se había apaciguado el huracán que amenazaba con tumbarlo.
¿Qué interés tendría Verónica Alcocer en que Roa se mantenga en la presidencia de Ecopetrol? Alcocer es particularmente cercana al catalán Manuel Grau, quien como denunció este diario en agosto pasado, estaría teniendo participación en decisiones de Ecopetrol. Al menos, en aquella ocasión, cuando se estaba eligiendo al presidente de ISA (propiedad mayoritaria de Ecopetrol), este diario denunció que el catalán Grau citó a uno de los candidatos que aparecía entre los favoritos y se presentó diciendo: “Nos han pedido concepto y queríamos conocerte”. Grau le dijo al candidato: “Si estás allá –refiriéndose a que si llegaba a quedar en ISA– nos gustaría participar”, e hizo referencia específica a una filial en otro país. Si bien en ese entonces Grau le dijo a EL COLOMBIANO que era “falso”. Las fuentes se sostienen en la denuncia.
Hay que tener en cuenta que Ricardo Roa y Edwin Palma son dos perfiles diferentes. Mientras que Palma, que fue presidente de la USO, el poderoso sindicato de Ecopetrol, y pertenece al sector del petrismo más sintonizado con Gustavo Petro en lo ideológico; Ricardo Roa tiene más vínculos con el petrismo que está más interesado en los negocios que se pueden hacer desde el Estado.
Curiosamente, la semana pasada, cuando Roa pudo respirar tranquilo porque se quedaba en Ecopetrol, tuvo lugar el Congreso de Andesco, que reúne a los gremios de los servicios públicos del país. Y allí el contraste de estado de ánimo entre los dos altos funcionarios del Estado fue evidente: mientras Ricardo Roa fue el único del Gobierno que asistió y se mostró entusiasta en su charla según la cual nunca había tenido un mejor momento Ecopetrol en su historia; Edwin Palma, quien había confirmado su asistencia, finalmente no fue y desde otro lugar del país se dedicó a insultar al gremio y a desacreditar el evento.
Las actitudes de uno y otro reflejaron a su manera quién ganó y quién perdió en el fracaso del enroque que quería hacer el presidente Gustavo Petro.
¿Quién es Santiago Vargas?
Si Verónica Alcocer jugó un papel para atornillar a Roa, Santiago Vargas Ramos, que fue el encargado de organizar la fiesta de cumpleaños, también hizo lo suyo. Basta revisar el gran trabajo de investigación que hizo el portal La Silla Vacía sobre Vargas Ramos para entender por qué.
Santiago Vargas Ramos, según la investigación, ha donado más dinero que nadie a Colombia Humana, el partido de Gustavo Petro. Lo hace a través de su empresa Negocios Varvill. En 2022, en medio de la campaña a la presidencia, que era gerenciada por Ricardo Roa, donó 650 millones de pesos. Y para las elecciones regionales de 2023, le dio 928 millones de pesos, que representaron el 67 % de los recursos reportados por donaciones para el partido ese año.
Negocios Varvill nació en 2019, pero de acuerdo con la investigación de La Silla Vacía no está claro cómo genera los recursos con los que ha donado los casi 1.500 millones. Su sede figura en una tienda veterinaria desde noviembre de 2023, época para la cual la “empresa” también modificó su objeto social para incluir actividades en energía y extracción de petróleo. No deja de ser curioso, que a una empresa que tiene como sede una veterinaria, le agreguen estas funciones, justo luego de que Ricardo Roa fue elegido presidente de Ecopetrol.
Cuando La Silla Vacía le preguntó a Santiago Vargas Ramos sobre el tema, él se limitó a contestarles: “no somos delincuentes, ni nada así. Somos gente que tiene una ideología y la posibilidad de apoyar algo en lo que se cree”.
Hay otros elementos que ligan a Vargas con Roa: en ese mismo noviembre de 2023, Julián Caicedo Cano –el parejo de Ricardo Roa– creó con Tatiana Vargas –una de las hijas de Santiago Vargas– una empresa llamada WindSun Energy LLC en La Florida. Y paralelamente, otra hija de Vargas, María Andrea, trabaja directamente como asistente en la oficina de Roa en Ecopetrol.
De esta manera, tanto la primera dama, Verónica Alcocer, como el super donante de la Colombia Humana, Santiago Vargas Ramos, tendrían razones para querer que Ricardo Roa se mantuviera al frente de la empresa más poderosa y más rica del país.
La crisis que desató el enroque
No está claro cuáles fibras movieron Alcocer y Vargas en la Casa de Nariño, pero lo cierto es que lograron deshacer el enroque propuesto por el presidente Petro, en las grandes ligas de su gobierno, que sonaba bastante lógico.
A finales de mayo, Ricardo Roa estaba en la lona. Había sufrido gran desgaste luego del escándalo de las “chuzadas” en Ecopetrol. Si bien, el como presidente de la compañía no había firmado el contrato de la polémica, pocos en la opinión pública creyeron que no tuviera nada que ver. O al menos, tendría que responder.
El escándalo ha sido de los más graves del gobierno de Gustavo Petro. No solo, porque en la ejecución de un contrato firmado por Ecopetrol, terminaron chuzando a 70 empleados de la empresa, incluso cargos directivos y miembros de Junta, sino porque ese contrato se firmó primero como una asesoría de 800.000 dólares, terminó siendo, tras la firma de un otrosí en los afanes de diciembre, un contrato de investigación y costando la extravagante suma de 5,8 millones de dólares.
El contrato, que se firmó con la firma Covington & Burling, con un objeto insólito –evaluar el impacto de los escándalos de Roa en la reputación de Ecopetrol– tiene varias irregularidades por explicar de parte de Roa. Pero esa fue apenas la gota que rebosó la copa de Petro. Porque, este escándalo se sumaba a otros que siguen teniendo en el ojo del huracán a Roa.
Uno es el de la compra de un lujoso apartamento en el que hoy vive Roa en el norte de Bogotá. Lo compró por cerca de la mitad de su valor, vía una sociedad offshore vinculada con un empresario petrolero que tiene contratos en Ecopetrol. Y lo otro son las investigaciones que tiene por la violación de topes en campaña presidencial, pues se documentó que superaron los límites legales de gasto en 3.700 millones de pesos en la primera vuelta y en 1.600 millones en la segunda.
Ninguno de esos escándalos se ha resuelto. La Fiscalía tiene medio engavetadas las investigaciones de los topes. Y en el Consejo Nacional Electoral, si bien está el expediente con las pruebas, parece que no se tienen los votos para sancionar.
Los resultados de Roa
Aunque Roa ha dicho que su trabajo puede medirse a través de los resultados financieros y operativos de Ecopetrol, lo cierto es que las cifras de la petrolera en los últimos años, e incluso en el más reciente trimestre no lo respaldan.
Por ejemplo, durante los últimos nueve trimestres las ganancias cayeron a un ritmo preocupante del 30%. El caso más grave fue el segundo trimestre (abril - junio) de 2023, cuando bajaron un 61%.
Además, en el primer trimestre de 2025, Ecopetrol reportó una utilidad neta de $3,1 billones. Esta cifra no solo representa una caída del 22,1% respecto al mismo periodo de 2024, sino que es idéntica a la utilidad obtenida en el primer trimestre de 2021.
Lo alarmante, como señaló en su momento Sergio Cabrales, consultor del sector, es que en 2021 los ingresos de Ecopetrol fueron de $17,2 billones con un precio del barril a US$61, mientras que en 2025 los ingresos alcanzaron los $31,4 billones con el petróleo a US$75. Esto, en palabras de Cabrales, “evidencia un marcado deterioro en la capacidad de generación de utilidad neta de la compañía”.
La mayor parte de esta preocupante caída en la utilidad neta, que ascendió a $885.000 millones entre el primer trimestre de 2024 y 2025, se atribuye directamente a las pérdidas en el negocio de refinación. Este segmento pasó de generar $199.000 millones en utilidades a registrar pérdidas por $413.000 millones, una reducción de $614.000 millones que explica el grueso del declive.
A pesar de que los ingresos de Ecopetrol se mantuvieron estables en $31,4 billones —gracias a la compensación del mayor precio del dólar y los buenos ingresos de la filial ISA frente a la caída del precio del crudo—, los costos de ventas se dispararon un 8,6%.
Este incremento, según las cifras presentadas por el propio presidente Ricardo Roa, se debe principalmente a las importaciones de combustible necesarias para suplir la baja producción de las refinerías. En otras palabras, la empresa ha tenido que gastar más para cubrir sus necesidades internas, erosionando sus márgenes de rentabilidad.
Por si fuera poco, la gestión de Roa y todos sus escándalos no pasaron desapercibidos en los mercados. A finales del año anterior, la firma evaluadora de riesgo Fitch Ratings le mantuvo las calificaciones de crédito positivas a Ecopetrol, pero llamó la atención sobre el debilitamiento que se observa en el aspecto del gobierno corporativo.
“Gobernanza debilitada”, se lee el informe de Fitch, en el que se explica que los eventos recientes en adquisiciones estratégicas y la composición de la junta directiva han centrado la atención en la evaluación de la gobernanza de Ecopetrol.
“A pesar de reconocer la solidez de la gobernanza y los estatutos establecidos para asegurar la independencia del accionista mayoritario, las últimas decisiones generan dudas sobre el grado de independencia del consejo de la junta directiva”, enfatizó la evaluadora en su momento.
Para Fitch Ratings, la renuncia de los entonces miembros de junta (Juan José Echavarría y Luis Alberto Zuleta anunciadas a finales de agosto) y las reacciones del mercado ante preocupaciones gerenciales (investigaciones en contra de Ricardo Roa por su gestión como gerente de la campaña presidencial de Gustavo Petro) evidenciaban el ruido en torno a la solidez de los marcos de gobernanza.
“Esto podría resultar en un impacto en el desempeño operativo futuro en términos de adición de reservas y producción, así como en la capacidad de acceder al mercado de bonos de manera efectiva y eficiente”, se anotó.