La tarde del 18 de septiembre en Beidaihe, China, volvió a teñirse de amarillo, azul y rojo. Los colombianos sintiéndose dueños de la pista, alcanzaron anticipadamente su título mundial número 22 en patinaje de velocidad y el decimoquinto de manera consecutiva.
No se trató de una casualidad ni de un golpe de suerte, sino de la continuidad de una historia que lleva más de tres décadas escribiéndose con nombres, medallas y hegemonías que parecen no tener fin.
En los 10.000 metros puntos de la categoría mayores varones, el nombre del bumangués Jacobo Mantilla volvió a brillar y dominó con potencia y estrategia para quedarse con el oro.
En la vuelta al circuito juvenil masculina, Wilcar Aguilar se impuso con ventaja, mientras que en la misma prueba femenina Colombia firmó un emotivo 1-2 con María Ángela Maldonado como campeona y Gisell Caicedo asegurando la plata.
El turno siguiente fue para Angie Loaiza, que conquistó el oro en los 10.000 metros puntos juvenil damas, y para la joven Mariana Imitola, apenas de 15 años, que se colgó la plata.
Con estas medallas, la delegación llegó a 35 medallas en el campeonato —15 oros, 13 platas y 7 bronces— y dejó muy atrás a Italia y Ecuador en la tabla general con 16 y 4 respectivamente.
Pero lo ocurrido en Beidaihe es mucho más que un conteo de medallas. Es la confirmación de una hegemonía que empezó a cimentarse en los años 80 y que tuvo un primer destello inolvidable en 1990, cuando Luz Mery Tristán ganó el oro en los 5.000 metros del Mundial realizado en Bello, Antioquia.
Desde entonces, Colombia fue tomando fuerza hasta que en el 2000, en Barrancabermeja, dio un salto definitivo con un saldo de 8 oros, 11 platas y 8 bronces que la instaló como potencia. A partir de ahí el dominio se volvió una costumbre. Desde 2002 hasta hoy, el país no ha dejado escapar un solo título, construyendo una racha de 15 consecutivos que se prolonga con la conquista en China.
Cada mundial ha ido sumando capítulos memorables. En 2021, Ibagué fue testigo del título número 18. En 2023, en Vicenza, Italia, la Selección alcanzó la vigésima corona con un botín abrumador de 28 oros, 9 platas y 13 bronces que dejó sin respuestas a las demás naciones.
Hoy, en 2025, la historia se engrandece con el campeonato número 22, confirmando que no hay otra nación que pueda discutirle a Colombia el trono del patinaje de velocidad.
Ese dominio no se entiende sin los nombres que han marcado época. Cecilia “La Chechi” Baena abrió el camino de las grandes gestas femeninas, Pedro Causil llevó el patinaje sobre ruedas al hielo olímpico, Andrés Felipe Muñoz se convirtió en el patinador colombiano con más títulos individuales (27) y Fabriana Arias se consolidó como símbolo de excelencia en la rama femenina.
Lo que está ocurriendo en Beidaihe no es un episodio aislado, es la prolongación de una hegemonía que ya suma 22 títulos mundiales y que, con quince consecutivos, parece más una dinastía que un ciclo deportivo. Y aunque aún restan dos jornadas por disputarse, el país ya celebra en lo más alto, sabiendo que las pistas del mundo siguen siendo su mayo fortaleza.
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