Hace cinco años, en el suroccidente del país, un par de niños soñaban –como tantos otros–, con ser futbolistas profesionales. Dávinson Estupiñán lo hacía en El Charco, un municipio de la Costa Pacífica nariñense ubicado cerca del río Tapaje.
Halam Loboa, por su parte, lo imaginaba en las calles de Guachené, Cauca, municipalidad del Norte del Cauca, que alcanzó popularidad por ser la cuna de Yerry Mina, mundialista en 2018 con la Selección Colombia. Estupiñán, volante externo o extremo, nacido en 2006, empezó jugando en su pueblo, pero con el tiempo se trasladó a Popayán. En la “Ciudad Blanca” pulió su talento entrenando con la Academia Alemana.
Allí conoció a Loboa, un volante de marca fuerte en la cancha, pero de una alegría inmensa fuera de ella. Compartieron equipo. Ambos, por coincidencia de la vida, eran de la misma categoría: nacieron hace 19 años.
Ese hilo los llevó a ser dupla en el elenco caucano. Estupiñán, futbolista veloz, con buena técnica, hábil en el uno contra uno, formó parte de varias selecciones nacionales juveniles. Se destacó. Llamó la atención de Federico Spada, director deportivo del DIM.
En diciembre de 2024, después de estar a prueba en el equipo sub-20 del Medellín, firmó su primer contrato como profesional. Ahí tomó la decisión de irse a vivir solo, fuera de la casa hogar que tiene el Poderoso en el Club Pilsen de Itagüí.
En ese lugar estuvo durante sus primeros meses en Antioquia. Ahí conviven futbolistas en formación de diferentes partes del país: vallecaucanos, chocoanos, samarios, cartageneros, tolimenses, caucanos. Uno de estos últimos fue su compañero de Popayán, Halam Loboa, quien también llegó al elenco antioqueño.
El mediocampista de contención también firmó contrato profesional con el Equipo del Pueblo. De hecho, lo hizo primero que su amigo: el 27 de agosto del 2024. El compromiso al que llegaron fue que estaría en el equipo sub-20, dirigido por Sebastián Botero, pero tendría proyección para estar pronto en el plantel profesional.
Así fue. En el primer microcliclo de la pretemporada que realizó el técnico Alejandro Restrepo estuvieron presentes. También lo hicieron en el segundo, entre la primera y tercera semana de enero.
¿Cuándo debutaron?
Loboa entró al minuto 65, en reemplazo de Marcus Vinicius. Estupiñán lo hizo al 82, para ocupar el lugar de Juan David Arizala. Cuando salieron a la cancha, ambos estaban rapados. Horas antes, en el camerino, cuando entraron entre los convocados por Restrepo para el encuentro, cumplieron con el ritual de los debutantes: les hicieron cortes de cabello disparejos, chistosos, como se ven en la foto.
Aunque el DIM cayó en el Américo Montanini, un par de niños que anhelaban llegar al balompié de élite en sus pueblos del Suroccidente del país, lograron el objetivo. Además, quiso el destino que lo hicieran juntos, como si aún estuvieran en la Academia Alemana de Popayán.