El enfrentamiento entre Atlético Nacional y América de Cali es mucho más que un partido de fútbol. Es un choque de historias, pasiones y glorias que han marcado el curso del balompié colombiano. En esta rivalidad, algunos nombres han brillado con luz propia, dejando huellas imborrables en la memoria colectiva de los hinchas. Dos de ellos, el portero Milton Patiño y el goleador Sergio Galván Rey, protagonizaron momentos épicos que se han convertido en leyenda.
Los cinco goles de Galván Rey
El Atanasio Girardot ha sido testigo de innumerables hazañas, pero pocas tan espectaculares como la del 21 de mayo de 2006. Aquella tarde, Sergio Galván Rey, el “Rey del Gol”, se encargó de destrozar las redes del América de Cali con una actuación inolvidable. Cinco veces perforó el arco rival, liderando una goleada histórica de 6-0.
El contexto del partido aumentó el dramatismo del evento. Era un encuentro decisivo: el ganador aseguraba su entrada a los cuadrangulares semifinales. La presión era palpable, pero Nacional la convirtió en combustible. “Era un partido definitivo porque el que ganara, tenía la posibilidad de entrar a los cuadrangulares. Llegamos a ese encuentro con esa necesidad y obviamente fue una alegría inmensa ganar y algo increíble marcar cinco goles que, para un futbolista, es algo muy lindo”, recuerda Galván Rey con humildad.
Con su camiseta verdolaga, el delantero argentino demostró por qué su apodo era merecido. Cada gol fue una obra maestra de posición, definición y frialdad. Los 40.000 aficionados presentes en el estadio no pudieron contener su euforia. Fue un día que quedó grabado en la memoria de los hinchas de Nacional y que marcó un capítulo especial en la rivalidad entre los dos equipos.
Milton, héroe fortuito de 1999
Siete años antes de aquella exhibición goleadora, otro duelo contra el América consolidó a Milton Patiño como uno de los grandes de la historia verdolaga. En diciembre de 1999, el joven portero de cabeza rapada tuvo que dar un paso al frente en un momento crucial: la final de la Liga Colombiana.
El partido de ida, disputado en Cali, había terminado en un empate 1-1, con goles de Jairo “El Tigre” Castillo para América y Oswaldo “El Nene” Mackenzie para Nacional. Pero en ese encuentro, la expulsión del legendario Miguel Calero obligó al técnico Luis Fernando Suárez a confiar en un arquero que había pasado años esperando su oportunidad.
Patiño, de apenas 25 años, había tenido la paciencia de un minero, trabajando incansablemente en silencio mientras esperaba su momento. Había estado a la sombra de grandes porteros como René Higuita, Omar Franco y el propio Calero. Incluso había considerado dejar Nacional por falta de oportunidades. Sin embargo, el destino le tenía reservado un lugar especial en la historia.
El 20 de diciembre de 1999, en el Atanasio Girardot, el partido de vuelta también terminó 0-0, llevando la definición a los penales. Fue entonces cuando Patiño se convirtió en héroe. En el segundo cobro del América, atajó el disparo de Frankie Oviedo, un acto que inyectó confianza en sus compañeros y desestabilizó al rival. Nacional se impuso desde los 12 pasos y se coronó campeón de la Liga.
“Fue un título muy bonito porque teníamos una familia, muy parecida a la del plantel actual. Me honra haber podido poner un granito de arena en ese título y hoy también lo estamos haciendo desde otra posición”, dijo el exportero.
Así mismo, habló de todas las cosas que le aprendió a Miguel Calero, pero hay una que recuerda con especial cariño.
“A Miguel (Calero) le aprendí que los triunfos y las derrotas deben durar máximo 12 horas y que hay que pasar la página rápido”, reflexiona hoy Patiño, quien es entrenador de arqueros en Nacional. Desde su rol actual, vive cada partido con la misma intensidad de aquel inolvidable 1999.
Por lo que si Nacional es campeón este domingo en el Pascual, deberá celebrar rápidamente para concentrarse en el próximo reto que es ir por el título de la Liga frente al Tolima.
Dos legados entrelazados
Los caminos de Patiño y Galván Rey se cruzan en la historia de Nacional como ejemplos de grandeza en momentos clave contra el América. Ambos entendieron la magnitud de estos enfrentamientos y respondieron con actuaciones memorables que han perdurado en el tiempo.
Hoy, Sergio Galván Rey, dedicado al comentario deportivo, adopta una posición neutral cuando se trata de elegir favoritos en los duelos entre Nacional y América. Después de todo, también llevó la camiseta escarlata en otro capítulo de su carrera. “Son dos equipos grandes, con muchísima hinchada y una rivalidad que no es de ahora, sino que viene desde hace muchos años. Esos duelos le hacen bien al fútbol en general y esperemos que nos puedan brindar un gran partido, como lo hicieron en otras oportunidades”, señala con diplomacia.
Por su parte, Patiño sigue siendo parte activa del club que le dio su gran oportunidad, aportando su experiencia para formar a las nuevas generaciones de arqueros. Quizá, en algún rincón del Atanasio, observe a los nuevos héroes en el arco verdolaga, recordando con orgullo aquel penal atajado a Frankie Oviedo que cambió su vida y la historia de Nacional.
La rivalidad que nunca muere
Los duelos entre Nacional y América trascienden las estadísticas y los trofeos. Son encuentros que definen carreras, que despiertan pasiones y que se convierten en materia prima para las leyendas. Patiño y Galván Rey son testimonio de ello, dos figuras que, desde posiciones opuestas en el campo, dejaron un legado imborrable en la rivalidad más electrizante del fútbol colombiano.