El Fluminense tuvo el martes una noche de horror en el Maracaná. Fue eliminado por Lanús en cuartos de final de la Copa Sudamericana, vio incidentes de violencia entre la policía y la hinchada visitante en las tribunas y, para colmo, se quedó sin entrenador por la renuncia de Renato Gaúcho.
El Granate se anotó en su historia su propio Maracanazo, al avanzar a las semifinales del torneo regional con un empate 1-1, suficiente después de ganar 1-0 una semana atrás en Buenos Aires. “Presenté mi renuncia”, dijo en rueda de prensa posterior al juego Renato, de 63 años.
“A partir de ahora va a estar otro aquí” y “quiero ver si va a poner el equipo que el torcedor quiere o el equipo que tiene en su cabeza”, agregó con disgusto, al asegurar que siempre intentó “hacer lo mejor posible por el club. Estamos bien en los torneos brasileños”.
Con tono molesto, el DT que llevó al Flu a semifinales del Mundial de Clubes de la FIFA en julio aseguró que va a “descansar” y “dejar que los sabios de internet sigan hablando de fútbol”. Campeón de la Sudamericana en 2013, Lanús enfrentará en semifinales al ganador de la serie entre Universidad de Chile y Alianza Lima, que se decidirá el jueves.
Poco después de la conferencia de prensa de Renato Gaúcho, el propio Fluminense confirmó su salida. “No está más al frente de la dirección técnica del equipo”, ratificó el club en un comunicado, en el que informó que el auxiliar Marcão asume el cargo de manera interina.
Antes del desenlace, el central Thiago Silva, uno de los grandes referentes del cuadro tricolor, evitaba individualizar responsabilidades tras la eliminación en una competición en el que tenían, reconoció, “grandes expectativas”. “Cuando se pierde, perdemos todos”, expresó el zaguero de 41 años.