El pasado sábado 13 de septiembre, una apuesta que reconfiguró el boxeo mundial se dio en el Allegiant Stadium de Las Vegas, donde no se libró un simple combate más del circuito, sino que se dio un hecho histórico en este deporte.
Terence Crawford, contra todo pronóstico, se alzó con la victoria por decisión unánime ante el campeón Saúl “Canelo” Álvarez, en una pelea que no solo le arrebató los títulos de peso supermediano (FIB, AMB, CMB y OMB) al mexicano, sino que redefinió los límites de lo posible en el cuadrilátero.
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Un desafío titánico: el peso y dos divisiones arriba
El factor más intrigante de este enfrentamiento fue el salto de peso de Crawford. Acostumbrado a dominar en divisiones inferiores, el púgil estadounidense subió dos categorías, directamente desde el peso superwélter (154 libras) al supermediano (168 libras).
La diferencia de peso fue un tema candente en la previa, y la transformación física de Crawford generó debate y escepticismo entre la opinión pública. Con 37 años, Crawford se vio obligado a ganar 14 libras (unos 6,35 kg) para estar a la altura de su oponente.
Este cambio radical, un hito en el boxeo reciente, lo hizo lucir más fuerte y corpulento, preparado para el desafío más grande de su carrera. Críticos dudaban de si podría mantener su potencia y durabilidad, pero el “Budge” demostró que la técnica y adaptabilidad pueden superar la brecha de tamaño.
La superioridad técnica de Crawford
Desde el primer asalto, Crawford impuso su juego. Con un estilo calculador y una movilidad excepcional, el estadounidense desarticuló la ofensiva de Canelo.
Su estrategia se basó en una defensa sólida y un juego de pies elaborado, manteniendo la distancia perfecta para esquivar los golpes del mexicano y responder con precisión.
A lo largo de los 12 asaltos, Canelo intentó cambiar el ritmo con ataques frontales, pero Crawford se mostró inquebrantable, evitando el intercambio directo y respondiendo con golpes certeros.
El clímax de la pelea llegó en el último asalto, cuando un golpe de izquierda de Crawford giró a Canelo casi 180 grados, dejándolo visiblemente desconcertado y sellando el destino del combate. Las tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113 confirmaron la superioridad de Crawford.
El legado que se agranda y un gesto de respeto
Con esta victoria, Crawford no solo se quedó con los cinturones de Canelo, sino que también hizo historia al convertirse en el primer boxeador en ser campeón indiscutido en tres categorías diferentes en la era de los cuatro cinturones.
Su récord ahora es de 42 victorias, 31 por nocaut, consolidando su lugar entre los grandes del boxeo contemporáneo. En la conferencia de prensa posterior, Crawford se mostró exultante y vindicado.
“La gente dudó de mí y dijo que no podía vender y que no tenía personalidad. Me descartaron durante años, pero todo quedó demostrado esta noche. Estoy bendecido por Dios”, expresó.
Por su parte, Canelo, con un récord de 63 triunfos, dos empates y tres derrotas, mostró gran deportividad. “Una derrota no me define; he hecho mucho como profesional, tengo un gran legado. Mi respeto para Crawford”, afirmó a los medios.
Con un notable gesto, Crawford devolvió los cinturones a Canelo durante la conferencia, una tradición no escrita del boxeo para honrar al excampeón. Canelo no escatimó en elogios para su verdugo, declarando que, “creo que Crawford es mucho mejor que Floyd Mayweather”, reavivando un debate histórico entre las leyendas.
Más allá de lo deportivo, la pelea también batió récords económicos. Según estimaciones de ESPN, Canelo se aseguró una bolsa mínima de más de 100 millones de dólares, una cifra que podría elevarse hasta los 150 millones al sumar bonificaciones.