A 35 años del primer Festival Internacional de Poesía de Medellín
Prometeo, el titán que nos regaló el fuego y el arte de la metalurgia, castigado por Zeus y representado por el escultor Rodrigo Arenas Betancourt, es el nombre de una de las revistas de poesía de mayor trayectoria del país. En 1982 se publicó el primer número y diez años después nació uno de los festivales de poesía más importantes de Latinoamérica. Celebramos los 43 años de la Revista Prometeo y los 35 del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Acaba de cerrar la versión número 35 del Festival Internacional de Poesía de Medellín (FIPMED). 60 poetas e invitados de 35 países reunidos bajo la consigna “Emergerá la vida liberada del hierro. Poesía para reconstruir el espíritu humano”, 8 días de lecturas, charlas, talleres, muestras audiovisuales y un concierto de apertura y cierre en el Teatro al aire libre Carlos Vieco. Este año tuvo dos novedades: una muestra de libros y revistas de poesía -la presentación del número 123-124 de la Revista Prometeo- y en el programa de mano -en la última página- los asistentes podrán descargar una selección de poemas, través de un código qr, de las lecturas programadas en distintos puntos del Área Metropolitana. Se destacan, entre los invitados, el poeta argentino Hugo Mujica (Avellaneda, Buenos Aires, 1942) y la poeta española María Sánchez (Córdoba, 1989); y los poetas colombianos Rómulo Bustos (Bolívar, 1954), Lucía Estrada (Medellín, 1980), Luis Arturo Restrepo (Medellín, 1983) y Yenny León (Medellín, 1987). Esta mención particular obedece no solo a la consolidación de sus carreras (libros, traducciones, becas, premios...) sino a la presencia que tienen en los catálogos de las bibliotecas públicas, otro lugar donde la poesía siempre nos espera.
Gracias a las bibliotecas se puede acceder a casi todos los números de la Revista Prometeo, proyecto editorial que fue -todavía lo es- el espacio para que germinara el Festival. A través de su publicación es posible contar una parte de la historia, la otra ya se encuentra disponible en el libro El imposible realizado: memorias de una batalla de la poesía (2015), escrito por el poeta Fernando Rendón (Medellín, 1951) quien fundó -con un grupo de amigos- la Revista y dirige el FIPMED. En este libro -el número 15 de la serie Hipnos- podrán encontrar el testimonio de algunos artistas y poetas que estuvieron detrás de la organización del Festival, pero también mensajes y poemas de agradecimiento de los invitados en las distintas versiones. La otra parte de esta historia nos espera en el futuro, y la escribirán los lectores e investigadores, una vez esté disponible el archivo del Festival. Ya en el portal web hay una cantidad generosa.
El primer número de la Revista Prometeo se publicó en 1982. Un folleto de 16 páginas que en su apariencia física comparte rasgos con la revista Golpe de dados, editada en Bogotá y dirigida por el poeta Mario Rivero (Envigado, 1935 - Bogotá, 2009). Ambas revistas buscaban, a través de la selección de textos literarios -en su mayoría poemas- divulgar textos de poetas nuevos y consagrados. Ambas revistas buscaban satisfacer una necesidad de expresión, sin embargo, la Revista Prometeo también fue una respuesta a la situación política y social del país y más adelante del mundo. Ya lo dice Rendón en el Imposible realizado: “...resistir con las palabras, crear nuestra propia vida con el lenguaje. Nos dolía esta ciudad cuyo horizonte se oscurecía gradual, inconteniblemente”. Un año después dejaría de circular la Revista Acuarimantima (1974 - 1983), 33 ediciones que fueron posibles gracias a un grupo de poetas que ya tenían sus primeros libros circulando por Colombia, entre ellos se destacan Elkin Restrepo (Medellín, 1942), José Manuel Arango (El Carmen de Viboral, 1937 - Medellín, 2002), Víctor Gaviria (Medellín, 1955) y Anabel Torres (Bogotá, 1948).
Al segundo número -publicado en diciembre de 1982- se le añadió a la palabra Prometeo el subtítulo revista de poesía, arte y cultura del Movimiento Obrero. Esto para contarles que los sindicatos ayudaron a gestionar los primeros seis números. Los tirajes eran de 1.500 a 2.000 ejemplares y cada uno llegó a costar 100 pesos. Sin la ayuda de los sindicatos -por relevo de mandos- Fernando Rendón, acompañado de la poeta Ángela García (Medellín, 1957), asumieron la coordinación y sumaron, a los contenidos habituales de la revista, un capítulo para difundir la escritura de los poetas de la ciudad. Al respecto García (2015) nos cuenta: “Llegué a la Revista Prometeo cuando llevaba cuatro ediciones, en 1986. Es decir, aunque no estuve en sus mismos inicios, si me tocó girar en las crestas espiraladas de su crecimiento... No teníamos escritorio ni un lugar de trabajo definido. Nos tocaba hacer llamadas desde teléfonos públicos, para pedir anuncios y vender suscripciones. Visitábamos oficinas públicas, abogados, compañías financieras y bancos, cooperativas y sindicatos. Donde nos dejaran entrar y nos dejaran hablar, abríamos posibilidades”.
La gestión rindió sus frutos, y la Revista fue creciendo en tamaño, dejó de ser un folleto y su lomo creció hasta sumar - algunas ediciones- casi 500 páginas. También creció su consejo editorial y colaboradores. Algunos miembros del consejo que al día de hoy siguen aportando a la Revista y el Festival son los poetas Gabriel Jaime Franco (Medellín, 1956), Jairo Guzmán (Medellín, 1961) y la artista y comunicadora Gloria Chvatal (Medellín, 1967). A partir del número 27 la revista no solo circulaba por Colombia, en Venezuela y Ecuador se podían adquirir sus números y distintos colaboradores en Latinoamérica hicieron que la Revista tuviera otro subtítulo -uno que se mantuvo visible hasta la edición no. 66- revista latinoamericana de poesía.
En el número 24-25 -con una portada del artista José Antonio Suárez Londoño (Medellín, 1955)- encontraremos la primera reseña relacionada con la primera y segunda versión del Festival. En la página 145, podremos leer lo siguiente: “El I Festival de la Poesía en Medellín se celebró el 28 de abril en el Cerro Nutibara de esta ciudad, convocado por la Revista Prometeo y la Sección Cerro Nutibara. Participaron en él 13 poetas colombianos, y el evento incluyó lecturas de poemas, montajes de teatro y danza sobre textos poéticos, un ciclo de videos de poetas colombianos, talleres de poesía, exhibición de libros y revistas de poesía y finalmente se cerró con un concierto de jazz. Sobre dicho evento, la Revista Prometeo realizó un video -“La orilla opuesta”-.
El II Festival de la Poesía en Medellín se desarrolla un año después, entre el 23 y el 29 de abril de 1992, convocado por la Revista Prometeo, esta vez en asocio con el Colegio Altos Estudios Quirama, y cuenta con la participación de 53 poetas de trece naciones...” Los cambios en el formato han sido pocos, ya desde el comienzo el Festival ha sido ambicioso en su tarea de divulgar la poesía en esta ciudad, convencidos de su poder para reparar y denunciar el estado de horror de muchas zonas del país y del mundo con su selección de poetas y artistas locales y de otros continentes.
Al día de hoy, y haciendo mal el cálculo, el Festival ha convocado más de 2.000 poetas y artistas, con una presencia destacada de poetas latinoamericanos y colombianos. Una vez se clausura, su equipo -conformado por 23 artistas- empiezan a gestionar la siguiente versión. En 2006 la Fundación Right Livelihood Award le concede el Premio Nobel Alternativo al Festival en una ceremonia en el Parlamento de Suecia, Estocolmo, el 8 de diciembre y en 2009 el Congreso de Colombia crea la Ley 1291 por medio de la cual se declara al Festival patrimonio cultural de la nación, estos y otros reconocimientos han reafirmado su deseo de permanencia en la escena cultural del país. Necesitaríamos más páginas para consignar los testimonios y las experiencias de todas las personas que han colaborado en este evento se sostenga en el tiempo.
De la Revista quisiera destacar las ediciones temáticas de poetas argentinos, chilenos, vietnamitas, africanos y en especial revisar dos números dedicados a poetas colombianos -no. 18 de 1990 y no. 67 de 2004- y rastrear en su página web a los poetas que constituyen el canon personal. Me alegró saber que poetas como Blanca Varela (Perú, 1926 - 2009), José Emilio Pacheco (México, 1939 - 2014), Ida Vitale (Uruguay, 1923), Eugenio Montejo (Venezuela, 1938 - 2008), Antonio Cisneros (Perú, 1942 - 2012), Juan Gelman (Argentina, 1930 - México, 2014), Marosa di Giorgio (Uruguay, 1932-2004), entre otros, estuvieron por Medellín en calidad de lectores, de asistentes, y que sus voces quedaron registradas y sus libros habitan la ciudad.
Otros capítulos o componentes que se han sumado al Festival y son la Escuela de Poesía, que funciona desde 1996 y que busca, a través de charlas y talleres incentivar la escritura de textos y poemas; el proyecto Gulliver, creado en 2006 y dirigido, en sus inicios, por el poeta Javier Naranjo (Medellín, 1956) enfocado a público infantil; los premios y reconocimientos que han convocado en distintas versiones y el Movimiento Poético Mundial (WPM) que surgió en el contexto de un encuentro mundial de directores de 37 festivales internacionales de poesía, realizado en Medellín en el 2011 y que pretende crear acciones solidarias a favor de causas humanitarias como la paz, la ecología social, ambientalista y mental, la diversidad cultural, la plena inclusión y la transformación social (página oficial del FIPMED). Actualmente se encuentra en 150 países.
Para cerrar esta celebración seleccionamos tres poemas de poetas invitados a lo largo del Festival:
Blanca Varela (Perú, 1926 - 2009)
Poeta, ensayista, traductora, y periodista. Publicó 8 libros de poemas. Su poesía completa Canto villano (1949-2000) circula en Colombia con la Editorial Fondo de Cultura Económica.
MEDIA VOZ
la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba sin color
bajo el cielo cascado y gris
acepto el duelo
y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo está el poema
intacto sol
ineludible noche
sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra
animal de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez estuve
atenta desarmada
sola
casi en la muerte
casi en el fuego
Víctor Gaviria (Medellín, 1955)
Poeta, narrador y director de cine. Ha publicado 6 libros de poemas y 2 libros de narrativa. Su poesía reunida Órbita de cosas olvidadas (1978-2024) circula en Colombia con la Editorial Seix Barral.
MEDELLÍN, 2000
Alguien me invita a pasar la tarde
al borde de esta piscina transparente: miro el
desprestigio
del cielo, los altos eucaliptos que se mecen
tontamente, las puntas
de las ramas que hociquean por encima de los muros:
¡oh patios que guardáis
espacios mentirosos y dulces para la vida personal,
cuando todo ha caído alrededor...!
Dejo entonces que alguien me hable
de niños que ahora son adolescentes,
y que ahora quieren crecer, sumar meses y años
para llegar con amor a la noche más pura
del verano...
Mientras yo quiero que el tiempo se detenga,
que mis días no se precipiten en esta pieza
llena de papeles que confunden las fechas,
cientos de adolescentes piden al tiempo que siga:
¡vuela tiempo!,
¡vuela hasta que las ventanas más oscuras
maduren!
Eugenio Montejo (Venezuela, 1938 - 2008)
Poeta y ensayista. Publicó 10 libros de poemas, y 5 más con sus heterónimos Blas Coll, Sergio Sandoval, Tomás Linden y Lino Cervantes. Sus obras completas, divididas en tres volúmenes, circula en Colombia con la Editorial Pretexto (Valencia, España)
TIEMPO TRANSFIGURADO
A António Ramos Rosa
La casa donde mi padre va a nacerno está concluida, le falta una pared que no han hecho mis manos.
Sus pasos, que ahora me buscan por la tierra,
vienen hacia esta calle.No logro oírlos, todavía no me alcanzan.
Detrás de aquella puerta se oyen ecos
y voces que a leguas reconozco, pero son dichas por los retratos.
El rostro que no se ve en ningún espejo
porque tarda en nacer o ya no existe,
puede ser de cualquiera de nosotros,
—a todos se parece.
En esa tumba no están mis huesos
sino los del bisnieto Zacarías, que usaba bastón y seudónimo.
Mis restos ya se perdieron.
Este poema fue escrito en otro siglo,
por mí, por otro, no recuerdo, alguna noche junto a un cabo de vela.
El tiempo dio cuenta de la llama
y entre mis manos quedó a oscuras sin haberlo leído.Cuando vuelva a alumbrar ya estaré ausente.