El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU que el reciente ataque israelí a la planta nuclear iraní de Natanz provocó daños estructurales significativos, incluyendo la destrucción de la parte superior de la instalación y su infraestructura eléctrica.
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La planta, clave en el proceso de enriquecimiento de uranio al 60%, fue blanco directo de una operación militar que marca un nuevo y alarmante punto de inflexión en la escalada de tensiones entre Irán e Israel.
“Irán confirma que sólo la planta de enriquecimiento de Natanz fue atacada”, declaró Grossi desde Nueva York. “En Natanz, la parte superior de la planta, donde Irán produce uranio enriquecido al 60%, ha sido destruida. La infraestructura de electricidad también ha sido destruida”.
Aunque el organismo no encontró evidencias de daños en las secciones subterráneas de la instalación, Grossi advirtió que el corte de energía podría haber comprometido el funcionamiento de las centrifugadoras, dispositivos fundamentales para el proceso de enriquecimiento de uranio.
Contaminación controlada, pero presente
Grossi también informó sobre contaminación radiactiva y química dentro de la instalación de Natanz, aunque aseguró que los niveles de radiación en el exterior se mantienen dentro de los rangos normales. “No hay una fuga significativa hacia el exterior, pero la contaminación interna es real y debe manejarse con medidas de protección adecuadas”, afirmó.
El OIEA ha solicitado información adicional sobre los posibles ataques a otras instalaciones nucleares iraníes, como Fordó e Isfahán. Mientras que Teherán sostiene que no hubo daños en esas plantas, Israel afirmó haber destruido en Isfahán infraestructura relacionada con la conversión de uranio y la producción de uranio metálico. Además, medios iraníes reportaron explosiones cerca de Fordó y en el complejo militar de Parchin, al sur de Teherán.
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El ataque se produce en un momento crítico, tras meses en los que Irán ha incrementado su capacidad de enriquecimiento de uranio hasta alcanzar una pureza del 60%, muy cerca del umbral necesario para la fabricación de armas nucleares. Israel ha reiterado que considera este avance como una amenaza existencial, lo que ha intensificado las justificaciones de sus acciones militares preventivas.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación esta escalada. Este jueves, la Junta de Gobernadores del OIEA aprobó una resolución crítica contra Irán por el incumplimiento de sus obligaciones bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). La resolución fue respaldada por 19 de los 33 países con derecho a voto. Irán, por su parte, rechazó la medida, insistiendo en que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos.
Piden frenar la violencia y los ataques
Tanto Grossi como el secretario general de la ONU, António Guterres, han hecho llamados firmes a la desescalada. “Las instalaciones nucleares nunca deben ser atacadas, independientemente del contexto o las circunstancias”, enfatizó Grossi, quien intervendrá en la sesión extraordinaria de la Junta del OIEA, prevista para el próximo lunes en Viena.
Guterres también apeló al cese de hostilidades en su cuenta oficial de X (antes Twitter): “Bombardeos israelíes sobre sitios nucleares iraníes. Impactos de misiles iraníes sobre Tel Aviv. Basta de escalada, es hora de parar. La paz y la diplomacia deben prevalecer”.
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“La amenaza no se limita a Irán o Israel”, advirtió Grossi. “Cualquier acción militar que ponga en peligro la seguridad de las instalaciones nucleares tiene consecuencias potencialmente devastadoras para toda la región y más allá”.
El OIEA ha reforzado sus medidas de protección para el personal desplegado en Irán y mantiene un monitoreo constante de la situación. Grossi reiteró su disposición a mediar entre las partes, con el objetivo de restablecer canales de diálogo.
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