El colegio Santa María de la Cruz, ubicado en el barrio La Cruz de la Comuna de Manrique, ha sido visitado este lunes 14 de julio por jóvenes estudiantes de Francia en edades entre los 15 y los 17 años así como por seis docentes europeos. La idea de la visita es que los extranjeros compartan con sus pares medellinenses que hacen parte de este plantel, obra social de la Fundación Teresa de Calcuta.
“Vamos a compartir todo el día y a hacer un intercambio entre las dos culturas, conocerán el barrio, la vida cotidiana y, por supuesto, nuestra institución educativa. Será también un encuentro de dignidad para que chicos de contextos tan diferentes se conozcan, dialoguen y se retroalimenten. La idea es tocar el imaginario de los jóvenes de los dos países frente a su propia realidad, a partir de esta experiencia”, comentó Pedro Quintero, rector del colegio.
De acuerdo con el directivo docente, la idea es que los foráneos conozcan de primera mano cómo es vivir en este sector de la ciudad. Por ello, los franceses subirán al barrio en transporte público, tal y como lo hace la comunidad del sector. Ya en el colegio, la idea es que cada chico le contará a sus compañeros del otro país la historia de su nación, de su cultura.
La presencia de estudiantes y profesores franceses en el Santa María de la Cruz ha sido continua durante los últimos diez años, gracias a la Association Grandir Ensemble.
“Ellos han venido a Medellín a hacer un voluntariado social en ese colegio. Allí imparten clases de inglés, francés y se vinculan con diferentes actividades formativas. Igualmente, apoyan programas de alimentación. Por la presencia permanente de personas de Francia en el colegio sabemos que el ‘pelao’ nuestro empieza a pensar con una óptica distinta, a interesarse de manera diferente con el estudio y con lo que aspira para su futuro”, comentó el directivo.
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La novedad es que esta es la primera vez que viene tal cantidad de personas juntas desde Europa, gracias a las gestiones de las autoridades francesas.
No es un secreto que los sectores periféricos de Medellín tienen problemáticas sociales muy complejas. Sin embargo, según Quintero, iniciativas como estas cambian muchas ideas e imaginarios de los muchachos locales sobre lo que ellos son y lo que pueden ser. Del mismo modo, los adolescentes franceses pueden darse cuenta que, pese a las carencias materiales, los sectores populares de la ciudad están llenos de personas e iniciativas sociales de remarcar.
“La idea es ofrecerles una idea distinta de lo que es Medellín y su gente popular: muchachos con limitaciones económicas, sí, pero con ganas de salir adelante, que estudian para cambiar su futuro y el de sus familias”, afirmó.