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¿Podemos salir del estrés?

hace 9 horas
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  • ¿Podemos salir del estrés?
  • ¿Podemos salir del estrés?

Por Fanny Wancier Karfinkiel - fannywancier7@gmail.com

El concepto “estrés” surge de la ingeniería para describir la tensión física que se ejerce sobre una estructura y aunque todos saben qué es y nadie sabe qué es, se popularizó al igual que tantas palabras que usamos sin definirlas. Sus síntomas se deben a la alteración del equilibrio natural del organismo debido a factores nocivos que hacen que el cuerpo trate de optimizar sus capacidades físicas y mentales con el fin de manejar el peligro.

Nuestros antepasados aseguraban la supervivencia con un mecanismo biológico de protección basado en el miedo y en responder huyendo o luchando, de donde en el mejor de los casos salían ilesos y, en el peor, se convertían en presas o en depredadores. La respuesta de poner pies en polvorosa o enfrentarse a las amenazas, se enmarcaba en el temor a la oscuridad, percibir cualquier movimiento y tener los sentidos a tope, condiciones útiles que tensaban el cuerpo y la mente para manejar la hostilidad de la jungla.

Huir o luchar era de vida o muerte. Si un tigre terminaba muerto o desaparecido después de amenazar a un humano, el sobreviviente sentía una euforia digna de lo que llamamos hoy día “respuesta exitosa al estrés” o “manejo constructivo del estrés”, con lo cual no solo permanecía con vida sino contribuía a la evolución de la humanidad.

El mismo mecanismo lo empleamos en la actual “sociedad del rendimiento”, mostrándonos que los síntomas psicológicos, físicos y sus variaciones forman parte integral de la cotidianidad: condicionamiento de pensar lo peor, miedo, ansiedad, irritabilidad, cambios de humor, falta de concentración, pupila dilatada, presión arterial aumentada, insomnio, cortisol y adrenalina disparadas a través del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, principal sistema neuroendocrino de respuesta.

El estrés puede ser destructivo o constructivo, la diferencia consiste en la percepción de las circunstancias: si nos apabullan la salud se deteriora y no podemos realizar nuestras tareas, o si nos motivan y conseguimos lo que nos proponemos, en cuyo caso experimentamos la prehistórica emoción de la euforia, perseguida actualmente en actividades riesgosas como si entre más civilización, necesitáramos acudir a deportes extremos, “realities” desafiantes, y a espacios diseñados para aplicar técnicas de supervivencia. ¿Cómo salir del estrés sin apelar a situaciones riesgosas?

El Tao, camino natural del universo del filósofo y escritor chino Lao Tse, enseña a utilizar armas preventivas más que combativas: “el Sabio maneja sus asuntos sin acción ni disputa, usa las leyes de la naturaleza para lograr resultados, en su morada ama la tierra, en sus relaciones ama la gentileza, en sus palabras ama la sinceridad, en su gobierno ama la paz, en sus negocios ama la habilidad, en sus acciones ama el momento adecuado y se retira cuando termina el trabajo”.

Los taoístas aprenden a concentrarse, regular la respiración que agudiza la mente, relajar y flexibilizar el cuerpo, a la “acción mediante la inacción” (alternativa serena de huir o luchar), y a preservar la vida siempre que es posible. Quizá con estas virtudes y disciplinas conseguiremos que el “tigre” no ataque.

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