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¿Cómo sanar a Colombia? El cómo lo cambia todo

hace 18 horas
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  • ¿Cómo sanar a Colombia? El cómo lo cambia todo

Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com

Colombia sigue herida. Sanarla no es una opción; es una responsabilidad colectiva. Hay que reconstruirla. Vaya días. Violencia, decretos controversiales, calles tensas, voces desesperadas. Un país nuevamente al borde del colapso emocional. Miedo, indignación, tristeza, rabia... cada sentimiento visto desde la óptica particular de cada colombiano, en cada región. Vacíos profundos de liderazgo y una lista interminable de víctimas, muchas además tristemente anónimas. Cada una es un número más. Un déjà vu permanente. ¡Qué despelote!

Como siempre nos llenamos de pronunciamientos. Algunos altisonantes, cargados de odio y de balas. Otros —por fortuna— llenos de espacios para la reflexión. Me quedo con uno que me fascinó: el mensaje de María Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe. Dijo con calma y firmeza: hay que sanar a Colombia. Un mensaje profundo, en uno de esos momentos difíciles que tanto se repiten en nuestra historia.

¿Cómo sanar a Colombia? Más preguntas que respuestas. Sí tengo una certeza: sanar a Colombia debe ser nuestra obsesión. Desde la lógica empresarial al menos podría intuir un punto de partida: descubrir entre todos una teoría ganadora. Para eso necesitamos conversaciones profundas, incómodas, potentes, incluyentes. Ejercicios de elección —Hard Choices— y renuncias. Acuerdos nacidos desde las diferencias, sin agendas ocultas. Un examen sincero de lo que hemos hecho bien —porque sí, hemos hecho muchas cosas bien— y una rebeldía, un no más, por los millones de colombianos que siguen en la periferia: sin oportunidades, sin Estado, en un mar de inequidades. Solo así podríamos descubrir una estrategia ganadora por regiones. Un verdadero modelo Marshall criollo. Ha sido postulado muchas veces, pero jamás ejecutado.

A partir de ese “cómo”, deberíamos organizarnos para provocar una revolución pacífica, dentro del marco de la Constitución. ¿Imposible? Para nada. Acabo de pasar unos días en Barranquilla. Al respirar el aire caribeño y constatar los enormes avances de la ciudad desde los años 90 —época en que viví allí—, reafirmé mi convicción: cuando hay un Estado presente, instituciones que funcionan y una sociedad superior a los tiempos, el progreso y el bienestar son el resultado. Barranquilla está cada vez más organizada para ser una ciudad ganadora. Somos lo que hacemos. No lo que creemos ni lo que deseamos. ¿Cómo organizarnos para hacer de Colombia un país ganador? ¿O seguiremos siendo una sociedad violenta, confrontacional, ideologizada y marginal —como lo advirtió con razón Luis Carlos Galán?

Organizarnos para ganar implica asumir un propósito común: Crecer de forma sostenible en beneficio de todos con un Estado y una sociedad fuertes y eficaces, con foco, disciplina, constancia, intensidad y pasión. ¿Qué esfuerzo debemos hacer? Con criterio de equidad, el que sea necesario. Por fin pensando en grande. El reto es solo nuestro.

En estos días difíciles, se vale llorar, se vale estar pesimistas. Pero, sobre todo, se vale soñar con que lo mejor está por llegar. ¡Carajo! No más. Hay que sanar a Colombia. Y esta tarea comienza ahora.

Con el alma arrugada, mantengo la férrea ilusión, sí o sí, de que Miguel Uribe regresará al seno de su familia, lleno de salud. Será entonces, un homenaje para todas las víctimas.

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