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A desinfectar el Congreso en 2026

hace 12 horas
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  • A desinfectar el Congreso en 2026

Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co

La mayoría de los colombianos que votan, se preocupan preferencialmente por la elección del presidente que será el jefe de la rama ejecutiva que, como su nombre lo indica, debería ser la escogencia de alguien con capacidades ejecutivas, experiencia, libre de adicciones y trastornos siquiátricos, y acompañado de un equipo de colaboradores de alto nivel y especialistas para administrar al país y garantizar a sus sucesores que contarán con una herencia positiva para seguir avanzando, y no un lastre que lo impida. Lastimosamente somos tan estúpidos que dejamos que alguien que no trabajó nunca en su vida pasada, se dedicó a actividades criminales y no construyó nada sino que ayudó a destruirlo todo, terminó siendo seleccionado. Nos merecemos nuestras desgracias y las que vienen si en el 2026 la idiotez sigue enquistada en los electores ingenuos y/o cómplices, y los abstencionistas.

Pero la participación de los ciudadanos en la elección del Congreso es más lamentable. Esta define quiénes conformarán la rama legislativa, cuyo papel, como su nombre lo indica, es la formulación de “las leyes”, las reglas básicas que hacen viable a una sociedad. Sin leyes pertinentes y sin sustento en la realidad que las hagan fáctica y financieramente posibles, no importa quién sea el jefe del ejecutivo, un país tiene todo para fallar. Si no somos selectivos eligiendo al ejecutivo, es ineluctable no equivocarnos en el legislativo.

Dejamos que los principios, los partidos y las ideas políticas sean simples letreros que no tienen coherencia con las acciones. Por eso vemos a algunos “conservadores” apoyando a un marxista ateo y “liberales” recibiendo burocracia a cambio de votos a favor de un marxista, que por naturaleza es liberticida.

Pero además de la necesidad de sanear el Congreso para que los congresistas dignos y capaces no tengan que convivir con mercenarios políticos y prostitutos ideológicos, hay una circunstancia especial que debe aprovecharse. El inmundo proceso de apaciguamiento extorsivo que firmó el traidor Santos, culpable de lo que hoy nos pasa, con un cártel de narcoterroristas, les otorgó a delincuentes y torturadores no solo la impunidad sino que fueron premiados con 10 curules gratis en el Congreso, canallada que concluye por fin en 2026. Lastimosamente las otras 16 curules llamadas equivocadamente “para las víctimas”, existirán hasta 2030, pero al menos podríamos librarnos el año entrante de 10 congresistas que deberían estar en la cárcel y no en el Congreso.

Ojalá que la estupidez de los colombianos no continúe y no se permita que los indeseables que Santos nos metió a la brava para ganarse una medalla en Oslo vuelvan a dictar las leyes, porque no puede designarse a ello a quienes las quebrantaron de todas las formas posibles. Es como poner a un violador de menores a cuidar una guardería.

Si no somos capaces de evitar que la presidencia vuelva a ser ocupada por otro marxista, o el mismo, aunque sea un mal consuelo, hay que escoger un legislativo decente y digno que no legalice las vilezas del ejecutivo. Debemos castigar a los congresistas mercenarios y traidores de todos los partidos y borrarlos del mapa político, porque si no pasaremos de ser víctimas a cómplices.

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