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La creatividad y la educación

Creatividad es una palabra que vuelve siempre independiente del gobierno de turno, porque me atrevo a decir que en cualquier contexto, la sociedad necesita personas creativas.

28 de marzo de 2024
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  • La creatividad y la educación
  • La creatividad y la educación

Por Juliana Restrepo Cadavid- JuntasSomosMasMed@gmail.com

En educación, las palabras se ponen de moda y se vuelven tan lugar común que uno empieza a usarlas desprovistas de su significado. Decora sustantivos con ellas, las enreda en los verbos que escribe, las vuelve bufandas y pintalabios que arreglan cualquier pinta: Las pone en los objetivos de sus proyectos, en las justificaciones para ganarse una beca, en los discursos. Han estado de moda innovación, emprendimiento, trabajo colaborativo. También creatividad, que es una palabra que vuelve siempre independiente del gobierno de turno, de si existe o no chatGPT, de si estamos en la cuarta o en la quinta revolución industrial. Es la bufanda de bufandas porque me atrevo a decir que en cualquier contexto, la sociedad necesita personas creativas.

En mi vida, sobre simplificando mi vida, me he encontrado en dos situaciones en las que ha sido absolutamente necesaria. Una es la situación pared, la situación límite. Cuando investigaba en física llegábamos a momentos así: teníamos más variables de las que le podíamos meter al programa, llegábamos a una ecuación que no tenía solución conocida. La otra es la situación expansiva, libre. En el museo nos sentamos a inventar la mejor solución a una pregunta amplia: ¿Cómo hablar de pérdida de biodiversidad en un escenario dónde estarán los tomadores de decisiones del mundo? ¿cómo divulgar en una sociedad sobreinformada? ¿qué interacciones proponer en espacio accesible? ¿cuál debería ser el hilo conductor de un planetario?

Si la creatividad es el bombillo – esta es la imagen que aparece en Google cuando uno busca idea - la educación es el cableado que hay detrás, las conexiones necesarias para que el bombillo se prenda. En el panel de celebración de los 70 años del colegio Marymount – una belleza de celebración centrada en las ideas – me preguntaron, ¿qué educación se necesita para promover el pensamiento creativo? Y respondí esto que hoy vuelvo una columna de opinión y que por facilidad resumo en cuatro puntos. Uno: Para los momentos de creatividad expansiva necesitamos una educación que valore las diferentes formas de aproximarse al conocimiento – calcular, escribir, pintar, hacer música, etc – porque al final esas formas son caminos importantes y complementarios. Dos: Para los momentos de creatividad pared, necesitamos haber fomentado el pensamiento complejo y el pensamiento abstracto, pero también haber tenido pequeñas paredes desde chiquitos. Necesitamos el ensayo de filosofía que hay que leer tres veces antes de entender, estar obligados a volver un párrafo una ecuación, llegar por dos caminos al mismo resultado en matemáticas. La sociedad se ha vuelto muy evitadora de la dificultad y amores, la dificultad debe estar presente, la frustración, él no ser capaz. Uno tiene que haberla sentido, pero sobre todo tiene que haberla superado porque el cerebro es un órgano que recuerda. Sería deseable que los retos nos hicieran sentir un cierto rush-miedito pero también un cierto rush-emoción como cuando saltamos de un trampolín. Tres: Cuando se busque una idea en colectivo, las mesas tienen que ser diversas porque está demostrado que las mesas más diversas tienen mejores ideas. Y cuatro: La creatividad necesita del ocio, de no hacer nada. Saber sentarse una tarde en la casa y olvidarse del celular, de la agenda, incluso del papelito con el to-do list. Mirar cómo se mueven las sombras en la pared, estar atento a los sonidos, interrumpir las ganas de agarrarse de algún aparato. Estar sentado, como estoy en este momento, mirando el pico de una montaña. Cuando uno no está haciendo nada, puede pensar que el cableado está apagado pero algo extraordinario e imperceptible está ahí conectándose.

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