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El ‘gobierno del cambio’ dejará al país en un franco deterioro, agravado por la descertificación condicionada por Estados Unidos.
Por Mauricio Perfetti Del Corral - mauricioperfetti@gmail.com
El discurso del presidente en Cauca la semana pasada confirma que entró en plena contienda electoral. No se trata de una campaña más: de su desenlace depende buena parte de nuestro futuro económico, social y democrático.
Las cifras del entorno actual son contundentes: el déficit fiscal de 7,1 % del PIB en 2025 anticipa un ajuste cercano a $45 billones para el presupuesto de 2026, algo difícil de lograr. En salud, preocupa la falta de atención y medicamentos, la grave situación financiera de la Nueva EPS y que los más pobres tengan ahora un mucho mayor gasto de bolsillo (@andresvecino en X). El aumento acelerado de actos terroristas, secuestro y extorsión refuerza un clima de desesperanza. A ello se suma la advertencia de expertos sobre la alta probabilidad de racionamiento de energía en dos o tres años.
En este contexto, el llamado ‘gobierno del cambio’ dejará al país en un franco deterioro, agravado por la descertificación condicionada por Estados Unidos. Paradójicamente, este complejo entorno favorece al gobierno y sus precandidatos. Una razón primordial es el hábil manejo de las redes sociales, el lenguaje claro, pero polarizante que moviliza a sus electores; en contraste, los otros precandidatos insisten en explicaciones técnicas y profundas con el propósito de llegar a los afectados por este gobierno.
Además, hay confusión frente a los múltiples precandidatos. En relación con los que representan el centro, Roy Barreras pretende agrupar una parte del Pacto Histórico con otra del centro para una reencarnación del cambio. También están el grupo de exgobernadores y exalcaldes que les falta una visión amplia de país y que varios de ellos no han pasado por cargos en el gobierno central. Candidatos serios y estudiosos como David Luna, Sergio Fajardo o Claudia López, con diversas posibilidades, pero solo el primero ha hablado de renuncias a favor de un candidato único; y Juan Manuel Galán está más cerca de la alianza que promueven los partidos tradicionales.
Los precandidatos de derecha, por su parte, están en una carrera desaforada por parecerse a Bukele o Milei o ser los ungidos por el expresidente Uribe. Varios de ellos están en medio de deslealtades como aconteció con el proyecto de ley de descentralización fiscal promovido por el gobernador de Antioquia y que se cayó por el mismo expresidente Uribe y las precandidatas Cabal y Valencia. Vicky tiene una contradicción al buscar el guiño de Uribe, y al mismo tiempo, tener en su campaña a quienes hicieron posible en Antioquia la toma hostil de los Gillinski. A Pinzón le pesa el haberse formado con Santos, pues el Centro Democrático no le perdona ese pasado. Mauricio Cárdenas conoce el país, pero la historia ha mostrado que solo los exministros de hacienda que han hecho parte de las estructuras de los partidos políticos han logrado ser presidentes. Y, Germán Vargas carga con la malquerencia del Centro Democrático y un coscorronazo televisado.
Complejo panorama, sin duda para un posible candidato único que sea capaz de enfrentar el discurso, la maquinaria, el presupuesto oficial y su eficacia mediática.