Por primera vez en su historia, Vogue publicó en su edición impresa una imagen publicitaria protagonizada por una modelo completamente generada con inteligencia artificial. La pieza, parte de la nueva campaña de verano de la marca Guess, muestra a una mujer rubia con prendas de la colección estival.
La modelo no existe. Fue diseñada por Seraphinne Vallora, una agencia creativa especializada en campañas con IA. El anuncio está etiquetado como generado por inteligencia artificial, aunque con una advertencia apenas visible, lo que ha provocado críticas por la falta de transparencia.
La empresa detrás de la polémica campaña: Seraphinne Vallora
La agencia Seraphinne Vallora fue fundada por Valentina González y Andreea Petrescu, ambas arquitectas de formación con experiencia en arte, diseño y medios digitales. Según contaron a la BBC, el contacto con Guess vino directamente de Paul Marciano, uno de los fundadores de la marca, quien pidió una modelo virtual para su campaña.
La compañía afirmó que el proceso de creación puede tardar hasta un mes y que sus servicios pueden llegar a costar seis cifras. La propuesta, dicen, buscó ser una alternativa innovadora y rentable para campañas de moda: sin necesidad de fotógrafos, modelos reales ni producción en locaciones físicas.
Críticas desde la industria del modelaje
El anuncio ha sido ampliamente cuestionado en redes sociales y por figuras del mundo de la moda. Felicity Hayward, modelo de tallas grandes y activista por la diversidad, calificó la decisión como “descorazonadora” y alertó sobre un retroceso en los avances por la inclusión en la industria.
Organizaciones como Beat, especializadas en salud mental, también alertaron sobre los efectos que estos modelos irreales pueden tener en la imagen corporal de los jóvenes, y señalaron el riesgo de normalizar estereotipos físicos inalcanzables.
El debate sobre los estándares de belleza
Aunque las fundadoras de Seraphinne Vallora aseguraron que sus modelos no refuerzan ideales inalcanzables, reconocen que las publicaciones más diversas no generan tanta interacción en redes sociales, por lo que tienden a mostrar modelos con características eurocéntricas y delgadas.
“Somos un negocio. Publicamos lo que genera conversación”, dijo González. La empresa aún no ha desarrollado modelos de tallas grandes, argumentando que la tecnología no está suficientemente avanzada para representar estos cuerpos con fidelidad.
¿Amenaza o complemento para la industria?
Seraphinne Vallora insistió en que su trabajo no busca reemplazar a las modelos reales, sino ofrecer una alternativa tecnológica para campañas puntuales. De hecho, explicaron que en muchos casos utilizan modelos y fotógrafos humanos como base para luego ajustar detalles visuales en la etapa de generación.
No obstante, en su sitio web destacan como principal ventaja precisamente lo contrario: la eliminación de costos asociados a producciones físicas, como alquileres, maquilladores, sesiones fotográficas y desplazamientos.
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En medio de esta disyuntiva, Vogue defendió su decisión de incluir una modelo generada por inteligencia artificial asegurando que se trató de un anuncio publicitario, no de contenido editorial. Pero para expertos en moda y tecnología, el simple hecho de que una publicación con tanto peso simbólico haya dado ese paso puede normalizar este tipo de prácticas.
Sinead Bovell, exmodelo y fundadora de WAYE, ha advertido sobre la urgencia de establecer regulaciones claras, especialmente en torno al etiquetado visible de contenidos generados con IA. Para ella, no hacerlo abre la puerta a riesgos de desinformación, manipulación de estándares de belleza y afectaciones en la salud mental del público.