La vida de la antioqueña Ángela “La Negra” Rojas siempre estuvo ligada al agua. Primero como escenario de gloria en el waterpolo, deporte que la catapultó como referente nacional, y luego como refugio en medio de la enfermedad que le arrebató a su madre y que también amenazaba con marcar su destino: la Poliquistosis Renal y Hepática.
Un trasplante le devolvió la vida y con él también el impulso para seguir soñando. El deporte volvió a ser su brújula y la llevó a participar en los Juegos de Trasplantados. Sus destacadas actuaciones le abrieron la puerta a una cita aún mayor: los Juegos Mundiales de Trasplantados en Alemania. Pero antes debía superar otro desafío: reunir cerca de 12 millones de pesos colombianos para cubrir el viaje. La respuesta llegó en forma de solidaridad. Personas anónimas y cercanas se unieron con aportes pequeños y grandes, con lo que pudieron. “Tengo que agradecer a todo el mundo que se unió a mí desde el día uno, con 10.000 pesos, con 5.000, con 20.000, con 30.000. Siempre se los voy a agradecer, es un objetivo que logramos”, expresó Ángela.
El viaje a Alemania fue mucho más que una competencia. Fue un testimonio de vida. Allí, entre más de 1.500 deportistas trasplantados de todo el mundo, Ángela no solo se enfrentó en la piscina, también compartió historias de lucha, gratitud y segundas oportunidades. “La experiencia estuvo marcada por emoción, adrenalina, gratitud, competencia y mucha alegría de ver tantos deportistas trasplantados con historias de superación con tantas ganas de vivir”, relató.
La recompensa a su esfuerzo y al respaldo fueron tres medallas de plata y dos de bronce. Cada una con un peso especial, más allá del metal, porque simbolizan resiliencia, fe y esperanza. “El día de la inauguración, cuando empecé a ver tantos deportistas, me sacudió el corazón. Había vivido experiencias grandes en el waterpolo, pero no desde este lado, el de trasplantada. Ver a tantos unidos por lo mismo, por una segunda oportunidad, fue muy chévere”, agregó.
Su mensaje final es una declaración de amor a la vida y a quienes la acompañaron en esta travesía: “Gracias a mi gente, a mi familia, al amor, a mis compañeros de equipo, a los que creyeron en esta ‘locura’ y en mi palabra, a todos los que me aportaron su granito de arena, a los que siguen dándola día a día sin perder la fe, a los cuidadores porque dan más de lo que se les pide, a los medios de comunicación por tanta insistencia en querer que saliera a decir algo. Vamos por más”.