En las entrañas del norte de Florida, donde abunda la soledad del Bosque Nacional Osceola, una nueva instalación se levantará como el segundo pilar de la política migratoria del estado, según afirmó la administración del gobernador republicano, Ron DeSantis.
Apenas un mes después de la inauguración del “Alligator Alcatraz” en los Everglades, Florida redobló la apuesta antimigratoria con un nuevo y segundo centro de detención. DeSantis lo bautizó sin titubear como la “Deportation Depot”.
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Las instalaciones elegidas para esta “depot” no son otras que las de la Institución Correccional Baker, una prisión estatal que había sido cerrada temporalmente y que se encuentra a unos 72 kilómetros al oeste de Jacksonville.
Este jueves, durante una conferencia de prensa, DeSantis reveló los grandes planes para remodelar la estructura que albergará hasta 1.300 inmigrantes detenidos en el país.
La reactivación de esta prisión bajo un nuevo propósito marcó un hito en la estrategia del estado para gestionar la llegada de inmigrantes ilegales o indocumentados, siendo un estado que se alinea totalmente con las políticas de Trump.
El nombre, “Deportation Depot”, no es un simple apodo; es una declaración de intenciones. DeSantis fue claro al explicar la filosofía detrás de este centro: “El motivo no es simplemente alojar a las personas de forma indefinida”, afirmó el gobernador, desmarcando así la nueva instalación de un simple centro de reclusión.
La misión, según él, va mucho más allá. El objetivo principal es “tramitar, preparar y luego devolver a los inmigrantes ilegales a su país de origen”. Esta frase, que repitió con convicción, resumió la política que la administración de DeSantis busca implementar con mano de hierro en el estado del sol.
Esta nueva “Deportation Depot” se suma a un esfuerzo más amplio y sistemático de la administración de Donald Trump. Hace poco más de un mes, la apertura del centro de detención provisional apodado “Alligator Alcatraz” generó un intenso debate.
Ahora, con dos instalaciones operativas y una estrategia claramente definida, Florida se posiciona en la vanguardia de la política migratoria más restrictiva de Estados Unidos. La visión de DeSantis es clara: “El estado debe tomar un papel activo y contundente en la gestión de la inmigración”.
La polémica en torno al centro “Deportation Depot”
El anuncio de DeSantis, aunque esperado por algunos, no ha estado exento de críticas. La elección de una prisión para alojar a inmigrantes, la etiqueta de “Depot” y la rapidez con la que se están implementando estos planes han levantado críticas en la comunidad de defensores de derechos humanos.
Muchos argumentaron que estas instalaciones, por su propia naturaleza, deshumanizan a los inmigrantes y los tratan como mercancías o paquetes a ser procesados y enviados. La afirmación de DeSantis de que el centro “estará operando pronto” también ha sido un punto de contención.
Aunque el gobernador dijo que “no va a llevar una eternidad, pero tampoco nos vamos a precipitar para hacerlo hoy mismo”, la velocidad de los preparativos sugiere una urgencia que preocupa a quienes abogan por procesos migratorios más humanos y con el debido proceso.
La ubicación remota de la Institución Correccional Baker, alejada de los centros urbanos y del escrutinio público, añadió otra capa a la controversia, debido a su poca “preocupación” por los futuros internos que vaya a albergar.