Tras el anuncio con el que se “revivió” el servicio de alquiler de patinetas eléctricas, este diario conoció la serie de acuerdos entre el Distrito de Medellín y la empresa internacional Whoosh, para la operación de estos vehículos que buscan surtir la demanda de transporte de “última milla”.
Según trascendió, al pacto se llegó a través de un trabajo articulado entre la Secretaría de Movilidad, la Subsecretaría de Espacio Público y la Agencia APP de Medellín. Cada una de estas entidades aportó desde el marco de sus competencias, garantizando el cumplimiento de la normatividad vigente tanto a nivel nacional como distrital.
Un aspecto clave del modelo es la regulación del estacionamiento. Las patinetas deberán ser dejadas exclusivamente en los puntos habilitados, ubicados en plazas, parques, plazoletas, andenes y algunas estaciones de cicloparqueo.
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“Esta información está disponible en la aplicación y, en caso de no estacionar en los lugares autorizados, la sesión no se cierra y el cobro continúa, lo que funciona como un mecanismo de control para proteger el espacio público”, detallaron.
Según confirmaron desde la Agencia APP –vocera del tema– en primer lugar se estableció una retribución económica a la ciudad por el aprovechamiento de la infraestructura y del espacio público que usaría Whoosh.
“La empresa realiza un pago por la disposición de las estaciones de parqueo que se están demarcando en diferentes zonas de la ciudad, en conformidad con el decreto que regula el aprovechamiento económico del espacio público. Este pago garantiza que el servicio esté disponible para la ciudadanía sin afectar el uso adecuado del espacio común”, añadieron.
En segundo lugar, también se confirmó que se definió un límite de velocidad para las patinetas del sistema regulado. Aunque la norma nacional permite velocidades entre 25 y 40 kilómetros por hora, en Medellín se adoptó el criterio más restrictivo, estableciendo una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora.
“Adicionalmente, dependiendo del tipo de zona, como áreas comerciales u otros sectores con condiciones particulares, este límite podrá ser aún menor. Acá hay que señalar que usuarios también pueden regular la velocidad de acuerdo con su experiencia, por ejemplo, fijando un máximo de 15 kilómetros por hora, sin que en ningún caso se supere el límite permitido”, explicaron desde el Distrito.
Un asunto de suma importancia es que, por razones de seguridad vial, se definieron zonas restringidas para la operación de las patinetas eléctricas. Dichos corredores restringidos son especialmente los de alto tráfico vehicular.
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Es decir que en puntos como la Autopista Sur y Norte, la Avenida Regional, la Avenida Paralela y el corredor de Las Palmas no se permitirá el desplazamiento de los usuarios en estas patinetas, garantizando así mayor seguridad.
Además, como requisito de seguridad adicional, se exigió el aseguramiento del sistema, lo que llevó a Whoosh a constituir una póliza con amplios amparos para proteger tanto a sus usuarios como a terceros —incluidos peatones, vehículos y bienes públicos o privados— frente a eventuales accidentes.
Cabe mencionar que la autorización formal para la operación del sistema es otorgada por la Secretaría de Espacio Público, con base en los conceptos favorables de la Secretaría de Movilidad y las recomendaciones técnicas de la Agencia APP.
Esta dependencia, además, realiza un seguimiento permanente al proyecto y trabaja de manera articulada con las demás entidades para acompañar a la ciudadanía, colectivos y líderes comunitarios interesados en conocer el funcionamiento del sistema.
La APP reseñó que Whoosh cuenta con permiso para realizar este piloto mediante una resolución expedida por la Secretaría de Espacio Público.
El proyecto inicia con aproximadamente 406 patinetas distribuidas en 146 puntos de estacionamiento debidamente señalizados en el espacio público. Aunque los análisis de la empresa indican que la ciudad podría soportar hasta 10.000 patinetas a futuro, cualquier incremento dependerá de la evaluación de la respuesta ciudadana y del comportamiento del sistema.
Otro aspecto de gran relevancia tiene que ver con que —según la APP— los acuerdos alcanzados con Whoosh aplican igualmente a cualquier otra empresa interesada en ofrecer servicios similares de micromovilidad compartida, lo que en síntesis se traduciría en una especie de marco regulatorio para estos servicios en Medellín.
“No se trata de condiciones diseñadas para un operador específico, sino de lineamientos establecidos en la ley nacional y en los decretos distritales vigentes, que deben ser cumplidos por todos los interesados”, añadieron.
En cuanto a la derrama económica proyectada, si bien es prematuro entregar cifras hoy dado que la operación apenas completa una semana, se espera que para el primer trimestre del próximo año se cuente con información más robusta y confiable para predecirla.
Finalmente, desde el Distrito se explicó que cada dependencia ha cumplido un rol específico dentro de sus competencias para llegar a un acuerdo. Por ejemplo, la Agencia APP se ha encargado principalmente de los aspectos relacionados con el uso y aprovechamiento de la infraestructura pública, así como del cálculo de la retribución económica que la empresa debe hacer a la ciudad.
Por su parte, la Secretaría de Movilidad ha liderado la regulación de la velocidad, las zonas restringidas y la seguridad vial.
Por último, la autorización formal para la operación del sistema es otorgada por la Secretaría de Espacio Público, con base en los conceptos favorables de la Secretaría de Movilidad y las recomendaciones técnicas de la Agencia APP.
Esta dependencia, además, realiza un seguimiento permanente al proyecto y trabaja con las demás entidades para acompañar a la ciudadanía, colectivos y líderes comunitarios interesados en conocer el funcionamiento del sistema.
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Este proceso incluye espacios de escucha y recopilación de observaciones de la comunidad, que resultan fundamentales para evaluar el desempeño del proyecto y tomar decisiones informadas sobre su continuidad, ajustes o modificaciones.
“Precisamente por tratarse de un piloto, es la primera vez que en la ciudad se ejecuta un proyecto de micromovilidad compartida completamente regulado y acompañado por la administración distrital”, destacaron.