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Una sólida y concienzuda política de los Estados Unidos en esta materia ha transformado estas variables y ya en 2025 las cosas se ven de otra manera.
Por Beatriz de Majo - beatrizdemajo@gmail.com
Eric Schmidt, el ex director ejecutivo de Google, con frecuencia se ha referido al hecho de que uno de los retos mas grandes tanto para China como para los Estados Unidos es la batalla que libran por separado para disponer del más veloz y a la vez el más sólido desarrollo de la Inteligencia Artificial. Ambos países aspiran a lo mismo y ambos están realizando inversiones colosales pero la velocidad con que la han abordado no ha sido parecida. Durante años China ha llevado la delantera. Schmidt califica a esta competencia de una “batalla épica”, tanto por el tenor de las inversiones que requiere como del impacto positivo y/o negativo que puede producir en cada uno de estos países. Por ello las dos naciones están siendo obligadas a diseñar estrategias minuciosas y eficientes para conservar la primacía.
Las tendencias del liderazgo en esta vital materia no favorecían a los Estados Unidos a inicios de esta década. Su posición era precaria y una de las razones es que su desarrollo y fortalecimiento se había hecho demasiado dependiente de la proactividad de las empresas privadas mientras que el gobierno no le dedicaba la atención debida a participar en su consolidación de manera decisiva.
Si esta tendencia se hubiera mantenido, de acuerdo al criterio de quien fungió a la vez como Comisionado de Seguridad en IA y Defensa, la inversión pública de China en este campo tendería a sobrepasar de los Estados Unidos para 2030, coincidiendo con el momento en que su economía debía superar también en tamaño a la norteamericana.
Una sólida y concienzuda política de los Estados Unidos en esta materia ha transformado estas variables y ya en 2025 las cosas se ven de otra manera. Por un lado, el crecimiento chino no ha sido el esperado tanto por factores externos como por razones internas. La talla de la economía del coloso de Asia para 2030 seguirá estando por detrás de la estadounidense. Los analistas así lo aseguran por considerar que su dinamismo se ha visto limitado por el débil consumo interno, la crisis inmobiliaria, el envejecimiento de la población, altos niveles de deuda local y empresarial, el alto desempleo juvenil.
En el terreno de la batalla de lo tecnológico, a lo largo de los pasados años puede decirse que han ocurrido dos cosas: una proactividad mayor de Washington en la esfera de la inversión oficial en IA y la ralentización de la expansión china en el manejo de esta disciplina por las barreras tecnológicas y geopolíticas que enfrenta. China mantiene fortalezas en aplicaciones y escalabilidad, pero, a menos que supere importantes obstáculos estructurales y que salga bien parada de la guerra comercial actualmente en curso, el titán no parece definitivamente encaminado a superar a Estados Unidos en el desarrollo de IA. Y esto es más valido en el campo de la tecnología de defensa.
Así que lo que puede afirmarse es que, aunque los Estados Unidos han hecho progresos notorios en la arena de la IA y su liderazgo se ha reafirmado, la batalla por el dominio de la IA aún sigue siendo épica. Es imposible afirmar, con el conocimiento de que se dispone oficialmente, que China hoy le pisa los talones o si, en efecto para 2030 su capacidad tecnológica habrá superado la norteamericana. La disputa siendo colosal.
Por ahora no hay ganadores... o no estamos capacitados para verlo.