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Medellín mejora, pero no despega

hace 24 minutos
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  • Medellín mejora, pero no despega

Por Daniel Duque Velásquez - @danielduquev

El Informe de Medellín Cómo Vamos confirma que la ciudad dejó atrás su peor momento y empieza a mostrar signos de recuperación. Sin embargo, advierte que aún no logra despegar, porque los avances conviven con problemas estructurales que siguen sin resolverse.

Primero las buenas noticias. El optimismo repunta: el 63% de las personas siente que Medellín va por buen camino, una mejora notable frente al desplome anímico de 2023. La economía local muestra resiliencia, con un aumento del ingreso per cápita, una reducción de la pobreza monetaria y crecimiento de la clase media, que hoy representa más de la mitad de la población. En paralelo, disminuyen la percepción de hambre y la desnutrición infantil.

También es alentador ver cómo la ciudad vuelve a encontrarse en lo cultural. La asistencia a eventos culturales alcanzó su máximo histórico, la satisfacción con los servicios públicos se mantiene alta y el Metro y EPM continúan siendo referentes de confianza ciudadana. A esto se suma la recuperación de infraestructura educativa y deportiva abandonada.

Pero el informe es claro en algo fundamental: estos avances no son suficientes para garantizar movilidad social. El principal cuello de botella de Medellín hoy es el rezago escolar. Casi uno de cada tres estudiantes se gradúa sin alcanzar habilidades básicas en lectura, y la ciudad ocupa el peor lugar entre las principales capitales en competencias lectoras. Esta falla estructural explica buena parte de la informalidad laboral, del “rebusque” y de la imposibilidad de miles de jóvenes de insertarse en la economía. Sin una apuesta decidida por la calidad educativa, cualquier mejora económica será frágil y desigual.

A este problema se suma el deterioro de la convivencia. Aunque la percepción general de seguridad mejora, la vida cotidiana sigue marcada por la intolerancia: riñas, ruido, violencia intrafamiliar y violencias sexuales, incluida la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes. Las cifras son alarmantes y exigen más proactividad. La seguridad no puede reducirse a más pie de fuerza; debe priorizar la prevención, la regulación de conflictos cotidianos y una política decidida de cuidado y protección de las víctimas.

La salud es otro frente crítico. El aumento de tutelas, los largos tiempos de espera, el mayor gasto de bolsillo y la baja atención en salud mental reflejan un sistema bajo presión, donde los estratos más bajos cargan con los mayores costos. Aun con esfuerzos locales por recuperar la red hospitalaria pública, la falta de una solución estructural y de una mejor coordinación con el sistema nacional afecta el servicio.

El informe prende alertas en vivienda y ambiente. Miles de hogares se ubican en zonas de alto riesgo, la gestión de residuos sólidos está cerca del límite y el crecimiento urbano desordenado hace a la ciudad más vulnerable frente a eventos climáticos extremos. Las metas actuales del Plan de Desarrollo resultan mediocres ante la dimensión del desafío.

Medellín avanza, pero no al ritmo que se requiere. Necesita decisiones más ambiciosas en educación, convivencia, salud y vivienda, si quiere transformar la recuperación coyuntural en bienestar duradero.

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