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Los colombianos de nuevo sentimos vergüenza, por la reacción de Gustavo Petro frente a la elección de José Antonio Kast en Chile.
Ante un proceso electoral transparente, pacífico y democrático, con una victoria contundente de Kast con más del 58% de la votación, y reconocida internacionalmente, incluso por Gobiernos de izquierda como los de Brasil y México, y ratificada con talante democrático del actual presidente progresista de Chile, Gabriel Boric; Petro decidió arremeter en su cuenta de X, desde donde acostumbra manejar las relaciones internacionales, hablando de vientos de muerte, fascismo y nazismo.
Sí, el presidente de Colombia ratificó una vez más su sesgo antidemocrático, su irrespeto a la voluntad popular y a la soberanía de los pueblos; además de su ignorancia y radicalismo ideológico. Lo cierto es que su reacción avergüenza, pero no asombra, es similar cada vez que la victoria es de un contradictor; contrario a lo que sucede con sus afines, donde su apoyo raya en complicidad criminal, como sucedió con la usurpación de poder por parte de la narcodictadura de Maduro. En ese caso se escudó en la excusa de la reclamación por las actas, que pocas horas después de transcurrida la elección, ya eran públicas en un 85%, es decir, más de 25 mil, que daban 67% de votos en favor de Edmundo González, a quien nunca ha reconocido como presidente de Venezuela.
La victoria de Kast, contrario a lo que opina Petro, se convierte en una esperanza para su País y la región. Después de los dolorosos sucesos de violencia que vivió Chile entre 2019 y 2020, conocidos eufemísticamente como estallido social, igual que aquí; asumió el poder una administración que por primera vez sumó al partido comunista, y aunque Boric fue mucho más pragmático, especialmente después de la derrota de la Constituyente, la creciente inseguridad, el estancamiento del crecimiento económico y temas de corrupción como el denominado “caso de los convenios”, llevaron a los chilenos a este nuevo giro.
Tengo que confesar que hace muchos años tengo el honor de conocer a José Antonio; ambos somos parte de Foro Madrid y Political Network for Values —organización que presidió de 2022 al 2024—; y puedo dar fe de su disciplina, capacidad de trabajo y conocimiento; es un hombre de profundos valores, como él mismo afirma, primero católico y luego político. Además de su destacada carrera como concejal y diputado, y de su liderazgo en el plebiscito, creó en 2018 el movimiento Acción Republicana y en 2019 el Partido Republicano, que se formalizó en 2020 y hoy tiene la mayoría de consejeros regionales, con importantes liderazgos.
Petro dejó en evidencia su mezquindad con el Nobel de Paz de María Corina Machado, un merecido reconocimiento a una mujer que es faro de valor en la lucha global por la democracia; una líder que es ejemplo superlativo de coraje, y una venezolana que fue capaz de encarnar todo un pueblo. Hoy más que nunca asumamos de cara a lo que viene en el 2026 su mensaje, “si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad”.
Posdata. Todo el reconocimiento a mi compañera Paloma Valencia, electa candidata a la presidencia del Centro Democrático, estoy segura de que luchará por unas relaciones internacionales basadas en los intereses superiores de la Patria.
