Pico y Placa Medellín

viernes

no 

no

Pico y Placa Medellín

jueves

no 

no

Pico y Placa Medellín

miercoles

no 

no

Pico y Placa Medellín

martes

no  

no

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

no aplica  

language COL arrow_drop_down

El presidente (de un país del sur o de un país del norte)

Pareciera moverse impulsado por la venganza, por un delirio de grandeza detestable y ridículo, con referencias propias sobre su inteligencia y su perspicacia. Se dice infalible.

hace 5 horas
bookmark
  • El presidente (de un país del sur o de un país del norte)

Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com

Flota en el aire la idea de que el mandatario ha perdido la razón. Lo comentan en las cloacas de las redes sociales y en los chats de WhatsApp y en los salones universitarios y en las columnas de opinión de los medios generalistas. Se habla de eso en los almuerzos familiares -que son barbacoas en los patios o fríjoles en la mesa alargada-. Solo hay que oírlo para que el temor se profundice. Leer sus largas diatribas en X, con errores y mayúsculas sostenidas, en las que invoca siempre al pueblo, su pueblo, y divaga sobre su papel como líder de la nación y da órdenes al paso, improvisadas, como si administrara un negocio de barrio. Pareciera moverse impulsado por la venganza, por un delirio de grandeza detestable y ridículo, con referencias propias sobre su inteligencia y su perspicacia. Se dice infalible. Arremete contra los periódicos y los canales de televisión, contra los políticos opositores, pero también contra los propios. Contra el legislativo. Contra las cortes y los magistrados. Contra los que estuvieron antes que él. Para hacer parte de su círculo hay que aplaudirlo sin pausa y celebrar sus ocurrencias, evitar las críticas, y en el momento en el que se detienen las palmas la amistad se pone en duda. Hay desconfianza. Aquellos que depositaron sus esperanzas en su figura se lamentan en lo que se ha convertido. Los opositores celebran, aun cuando ellos también son responsables de la deriva. Pero son días de rapiña. Se festejan como triunfos propios las derrotas del opuesto. Así fue antes y así fue ahora, aunque la preocupación que flota densa en el ambiente parece darle tintes más dramáticos a la época actual. Es que nunca se había visto nada así, dicen. La falta de dignidad para el cargo, la chabacanería en los discursos, la mentira. Sobre todo eso. La falsedad. La forma en la cual nos toma a todos por idiotas. Porque mientras sigan los áulicos de siempre, que celebran los chistes en la corte, él creerá que da pasos firmes. Que aquello que no es cierto se transforma en verdad cuando sale de su boca. Cuando se convierte en un trino con cientos de miles de likes y decenas de miles de retuits. Y así construye un mundo que no existe, con videos generados por inteligencia artificial o fotos antiguas que hacen pasar como acontecimientos recientes. ¿Cómo es posible esto? Esto tiene que ser una mala broma. La línea roja de lo absurdo es movida una y otra y otra vez. Lo que nos alarmaba hace unas semanas se transformó en la nueva normalidad y lo aceptamos como menor cuando una nueva locura se nos impone como la regla. Está ahí. Sonriente. Tan distinto, pero tan igual. Presidente en el norte. Presidente en el sur. Convencido que no ha existido ni existirá nadie como él. La gente dice que ha perdido la razón.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD