Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Una columna políticamente incorrecta

No sé si son los casi 50 años los que me están volviendo un amargado sin vuelta atrás, pero los niveles de tolerancia se me han bajado a la par con el valor de las acciones de Ecopetrol.

hace 9 horas
bookmark
  • Una columna políticamente incorrecta

Por Diego Santos - @diegoasantos

Mis amigos, que no son más de dos o tres, me dicen que mi humor es cruel, que soy malo, todo porque cuando hablo con ellos doy rienda suelta a lo que me priva ser: un hombre con un sentido del humor medianamente incorrecto. Mi padre, en cambio, señala que ese humor me va a servir muchísimo en los momentos difíciles de la vida, aunque el hombre ya casi no me invita a sus eventos familiares, por ese humor que tanto alaba.

En fin, hoy he decidido liberarme en esta columna y despojarme de esa moderación que tanto me ha caracterizado en las 63 columnas que llevo escritas en este diario. Hoy seré yo, como he sido con mis amigos y examigos, y con mi padre, quien como ya les he dicho, no recuerdo la última vez que fuimos a comer en familia. Espero que esto no resulte en la pérdida de los cinco lectores que tengo semanales, según las estadísticas que me pasa la redacción.

Voy pues a contarles acerca de la pesadilla de viaje que tuve ayer volando a México. Sentado en el asiento 5C de la aerolínea de bajo costo Avianca, pasillo, quizás la fila más estrecha de las ya de por sí asfixiantes que tiene la compañía, probablemente figure pronto en el Libro Guiness de los Récords, me tocó viajar al lado de una argentina que no cabía en su asiento. Ojo, no tengo nada en contra de las personas gordas ni de las argentinas, aunque no le deseo ni al peor de mis enemigos tan particular combinación.

Pues bien, estaba leyendo una mediocridad de libro publicado por Planeta, ‘La Tiranía de la Mentira’, de la errática, mediocre y lunática “periodista” española Cristina Martín Jiménez, cuando mi vecina de viaje se entabló en una larga perorata con una de las azafatas porque estaba indignada con el trato que le había propendido la aerolínea. Y dele que dele, la señora no paraba.

-Mirá, yo he viajado toda mi vida, y nunca, nunca, recibí trato como el de Avianca-, le decía la argentina a la azafata. -Pero cuénteme qué le pasó, señora-, le respondía la diligente funcionaria. -Mirá, mirá, nunca, nunca recibí el trato como el de Avianca-, insistía la señora. Total, nunca supe el porqué del embejuque de la mujer, pero todo se resolvió cuando le trajeron el menú de “primera clase”: unos deliciosos huevos con maíz, un pan espichado y las sobras de la recolecta de fruta. Tanto show porque la señora tenía hambre.

No sé si son los casi 50 años los que me están volviendo un amargado sin vuelta atrás, pero los niveles de tolerancia se me han bajado a la par con el valor de las acciones de Ecopetrol. ¡Qué vaina! Sentía la obligación de tomar la columna de hoy como terapia para desatorarme y de paso salirme, así sea una semana, de opinar de los temas tan convulsos, tristes y aburridos del país. ¡Qué viva todo lo políticamente incorrecto!

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD