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Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com
Si revisamos las seis principales preocupaciones de los colombianos en el 2025 –la salud, el costo de vida, el empleo, los impuestos, la seguridad y la corrupción- cuatro de esas preocupaciones - salud, costo de vida, empleo e impuestos – tienen una absoluta relación con la misión del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Este ministerio tiene como misión promover el desarrollo económico, el crecimiento empresarial, impulsar el comercio exterior, la inversión extranjera, fomentar el turismo, fortalecer el emprendimiento, la formalización, la competitividad, la sostenibilidad y el posicionamiento de las empresas en el mercado local e internacional, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Casi nada. Casi nada. Pues desde el pasado 6 de marzo el presidente aceptó la renuncia del ministro y desde esa fecha, el ministerio ha estado acéfalo mientras se concretan, con toda la parsimonia, las componendas entre el partido liberal y el gobierno.
Entre tanto el mundo está debatiendo entre proteccionismo, multilateralismo y comercio justo. Y todos los países serios están cerrando filas para prepararse ante el peor escenario de una de las más grandes crisis comerciales generada por la guerra de aranceles desatada por Trump. En paralelo acá estamos como espectadores pasivos mirando para otro lado mientras hay serias amenazas al, del ya por si, precario tejido productivo. Y en todas estas conversaciones, el ministerio ha brillado por su absoluta ausencia.
¿Qué pasaría si esta guerra comercial, donde EE. UU. anunció que subirá hasta el 245% los aranceles a China, definitivamente se consolida? ¿Se viene una recesión? ¿Qué pasaría si China decide devaluar el yuan? ¿China reaccionará inundando con sus productos a Latinoamérica? ¿Lo hará con prácticas leales?
Tan solo esta semana, la empresa colombiana Propal anunció el cierre de su planta en Yumbo (Valle del Cauca). Tras más de 6 décadas de operaciones, las continuas pérdidas operacionales pasaron su cuenta de cobro. Una de las principales causas de este cierre podría ser: Hipótesis 1. La empresa no es competitiva. Hipótesis 2. Como lo sostiene la empresa, con suficientes datos y evidencias, es la creciente práctica competitiva desleal de importar productos por debajo de su costo con precios artificialmente bajos, lo que los expertos denominan -dumping-. Y adivinen ¿Quién está detrás de esta práctica de dumping? Pues la respuesta no es muy difícil. China.
Sino aparece el ministerio, entonces que aparezca el Congreso para hacer un control político sobre este y otros casos. Para determinar si existen o no garantías para competir de manera justa, leal, en un entorno competitivo, sin que competidores extranjeros desleales pongan en riesgo el tejido económico y empresarial de las diferentes regiones, utilizando prácticas anticompetitivas.
Sino aparece el ministerio, que aparezca el Congreso para liderar una conversación fundamental: ¿Cómo se debe preparar Colombia y los empresarios para el peor escenario de esta guerra comercial?
Sino aparece el ministerio, que aparezca el Congreso para liderar los acuerdos de unidad sobre el desarrollo económico, el crecimiento empresarial, el comercio exterior, la inversión extranjera, el turismo, el emprendimiento, la formalización y la competitividad. No seamos espectadores pasivos de la conversación más importante que están teniendo los países serios.