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Medellín ha probado su capacidad de innovar, pero el reto es escalar, levantar inversión y consolidar un modelo sostenible.
Por Tomás Ríos - opinion@elcolombiano.com.co
¿Y si Medellín fuera una startup? Hoy, con nuevos datos y una mirada más critica, quiero retomar esa metáfora y llevarla más lejos.
Como cualquier startup que logra tracción inicial, Medellín ha probado capacidad de innovar, pero el reto es escalar, levantar inversión y consolidar un modelo sostenible.
Como lo recordó Juan Manuel del Corral en su columna del 24 de agosto, el país que soñamos empieza cuando nos unimos. Medellín puede ser ese prototipo de la ciudad que muestra cómo se pasa del sueño individual a un proyecto compartido que inspira, crea y transforma.
Según el Global Startup Ecosystem Index 2025, Medellín es hoy #145 del mundo y #6 en América Latina, escaló 17 puestos en comparación al año anterior, creció más de 41,6 % en un año (del 2023 al 2024), el mayor crecimiento de cualquier ciudad colombiana, uno de los mayores crecimientos en Latam y por encima de Barcelona, Mumbai, París y Toronto.
A nivel nacional, Colombia escaló dos posiciones y hoy se ubica en el puesto #36 global, con el mayor ritmo de crecimiento de Latinoamérica (+22,3 %). El Colombia Tech Report 2025 confirma a Medellín como la segunda más relevante del país en emprendimiento; mientras que en la entrega más reciente del Índice Subnacional de Emprendimiento, Medellín crece en empresas y lidera en variables críticas como cultura emprendedora, densidad empresarial y capital humano. Queda camino por recorrer y competir con grandes referentes, pero Medellín avanza más rápido que el promedio regional. Necesita no solo reconocimiento, sino articulación. Un ecosistema no crece con esfuerzos dispersos, crece cuando universidades, empresas, Estado y comunidad trabajan con un mismo propósito.
Ese es el valor de eventos como Conexión Summit y Colombia Tech Week, donde startups se encuentran con corporativos, inversionistas con emprendedores y donde se tejen confianzas que se convierten en negocios, inversión, proyectos colectivos y conexiones. Demostraron que el ecosistema de la ciudad y del país pueden jugar a escala global.
El reto no solo es mejorar en rankings, es cómo transformar avances en propósito. Medellín debe ser el laboratorio que demuestre que la innovación no es un lujo, sino un camino para generar empleo, sofisticar la economía y construir confianza. Implica apostarle a sectores estratégicos donde hay ventajas: cleantech, movilidad y salud digital, convertir grandes eventos en plataformas de articulación, atraer capital inteligente que permanezca en el territorio y potencie startups locales como Medellín Venture capital.
Hoy, Medellín puede presentar su pitch más ambicioso, pero lo que determinará si logramos escalar no será la cifra de crecimiento, sino la capacidad de trabajar de manera colectiva.