En el sur de California, un pequeño oso negro de apenas dos meses fue encontrado llorando solo en un bosque, sin rastro de su madre. Después de días de vigilancia, y ante la ausencia de la madre, biólogos determinaron que el animal no sobreviviría por sí solo y fue trasladado al centro de la Sociedad Protectora de Animales de San Diego.
Desde su llegada, el osezno ha sido cuidado bajo estrictos protocolos, incluyendo una estrategia que causó gracia a varios internautas tras un video que muestra al personal a cargo vestidos completamente como osos.
“Un gran día para ser el empleado con el traje de oso”, “¿Cómo puedo ofrecerme como voluntario para ser el oso?”, “un saludo a la persona del traje de oso (apuesto a que nadie le cree cuando le dicen a qué se dedica)”, “¡Con mucho gusto me pondría ese traje de oso!”, fueron algunos comentarios en las redes sociales del centro que cuida al animal.
Sin embargo, se trata de una técnica cuidadosamente diseñada por especialistas en vida silvestre para garantizar que el osezno no vea a los humanos como aliados y evitar que desarrolle apego a las personas.
Los cuidadores usan trajes peludos de cuerpo completo, máscaras, guantes y hasta se frotan con heno impregnado con olor de oso proveniente de un santuario local, según informaron medios estadounidenses.
“Nunca nos ve como humanos. No queremos que nos toque la piel para nada”, aseguró al diario Washington Post la gerente del centro Autumn Welch, quien lidera el equipo que lo alimenta y acompaña en su desarrollo.
La razón detrás de esta inusual estrategia es garantizar que el oso mantenga intactos sus instintos salvajes, necesarios para su supervivencia una vez que sea liberado nuevamente en su hábitat natural, algo previsto dentro de un año aproximadamente.
Durante su estancia en el centro, el cachorro ha mostrado una recuperación notable y ha comenzado a desarrollar comportamientos fundamentales como trepar, buscar refugio y excavar en la tierra para hallar comida, el progreso que tanto buscaban los médicos del centro.
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Para estimularle estos instintos, el oso vive en dos hábitats, uno interior y otro exterior, especialmente diseñados que simulan el entorno natural con árboles, hojarasca y ramas.
También se le rodea de osos de peluche, y el más grande se convirtió en su compañero habitual para dormir. “Es su madre sustituta”, explicó Welch. “Si algo le asusta, oye un ruido fuerte, corre a buscar consuelo en el osito de peluche”
Cada detalle del cuidado busca evitar que el osezno relacione a los humanos con afecto o alimento. Si se acerca demasiado a sus cuidadores, estos lo redirigen hacia juguetes o elementos naturales como ramas o escondites de bellotas. Incluso revelaron que hacen sonidos para imitar a los animales. Este proceso es clave para que, en el futuro, pueda valerse por sí mismo y no busque contacto humano.
Cabe resaltar que este tipo de casos es poco común, por tratarse de un osezno de tan corta edad. “Las osas negras son buenas madres, así que era muy inusual que estuviera solo sin rastro de ella”, señaló Welch.
El trabajo de recuperación de animales salvajes como este osezno representa un gran esfuerzo logístico y económico, especialmente para esta sociedad protectora de animales que depende de donaciones para operar, aunque todo vale la pena cuando llega el día de la liberación.
“No hay nada como liberar un oso a su hábitat natural. Es una sensación increíble”, dijo Welch.