En un procedimiento en la vereda Alto Grande, del municipio de El Carmen de Viboral, las autoridades rescataron 20 perros que se encontraban en condiciones deplorables en un criadero clandestino en una finca en dicha vereda, los animales eran explotados tanto para reproducción de camadas como la venta.
En su mayoría, los caninos rescatados son de la pomerania, aunque también encontraron algunos criollos que se encontraban sin agua ni comida y en un espacio repleto de desechos orgánicos.
El procedimiento se realizó tras una denuncia ciudadana que reportó el grave caso de maltrato animal, tras lo cual la Secretaría de Agricultura y Medio Ambiente, junto con el despacho de gobierno y la policía, llegaron al lugar en el que encontraron a los animales en estado grave de salud. En tan mal situación estaban los animales y era tan flagrante el maltrato animal, que la persona encargada decidió entregarlos voluntariamente, aunque esto no lo eximiría de los procesos administrativos que debería enfrentar por permitir que llegaran a ese estado.
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La alcaldía del municipio se encargó de los animales para realizarles revisión médica y cuidado general con el objetivo de descartar enfermedades crónicas, recuperarlos y posteriormente adelantar el proceso de adopción.
La administración municipal hizo un llamado a la comunidad para que se abstenga de incurrir en este tipo de negocios como criaderos clandestinos o venta de cachorros que terminan incurriendo en graves casos de maltrato animal. También le pidió a la ciudadanía evitar comprar animales de raza de este tipo de negocios para evitar fomentar el comercio con seres vivos que no hace otra cosa que perpetuar el dolor en miles de animales, recordando además que existen leyes en Colombia como la de Protección Animal o Ley Ángel en Colombia.
Medellín es una de las capitales con más cantidad de criaderos clandestinos en el país. En 2024, casi la totalidad de casos de rescates masivos de animales que tuvo que hacer la policía ambiental de la mano de la alcaldía de Medellín fueron en criaderos clandestinos de perros de raza. En varios casos la cifra de animales rescatados superó los 50, cachorros de pitbull, bull dog francés, yorkys, Shih Tzu, rotweiller y otras razas lamentablemente de “moda”, por lo que se ha fomentado lo que prácticamente es un tráfico de seres vivos, sin ningún tipo de regulación ni manejo.
Este tipo de criaderos se montan generalmente en zonas rurales de Medellín o en instalaciones en solares de casas grandes de barrios populares. Generalmente, los animales rescatados de este tipo de lugares sufren enfermedades como dermatitis, parásitos internos y externos, enfermedades de tipo respiratorio y/o digestivo y en la mayoría de los casos, alteraciones en el comportamiento intra e inter específico.
Además, casi en la totalidad de los casos, estos animales no cuentan con ningún esquema de vacunación vigente y casi nunca las personas que son halladas como responsables de estos criaderos piratas cuentan con documentos como carnés de controles sanitarios de los animales ni historias clínicas de ellos. Según denuncian las alcaldías y la misma policía, la ausencia de claridades normativas ha facilitado que muchas personas aprovechen los vacíos para montar criaderos y venta irregular de animales.
Pero claramente estos lugares incumplen lo reglado en la Ley 1801 de 2016 respecto a establecimientos de comercio de animales; también violan la Ley 1774 de 2016 que determina cuáles son las cinco libertades de los animales (estar libre de hambre y sed, de miedo, de dolor y enfermedades); así como la Ley 9 de 1979 referente a Prevención y Control de Zoonosis junto al Decreto 2257/1986 y al 780/2016.
Esto sin contar además que este tipo de negocios violan abiertamente el Acuerdo 004 de 2015 que establece unos mínimos para el funcionamiento adecuado de los criaderos, ligado a lo que ordene en el Plan de Ordenamiento Territorial en Medellín. En conclusión, quien compra un perro proveniente de estos lugares está apoyando múltiples violaciones de ley y alentando una de las actividades más crueles de comercio de vidas que existen actualmente. Y cuando a los criaderos se les sale de control su negocio, el problema le queda a la ciudad.