Un nuevo testigo reveló información de los últimos momentos de Tatiana Hernández cerca de las piedras donde desapareció. Al parecer, la mujer habló durante aproximadamente 45 minutos con un hombre, mientras otro observaba desde la distancia.
Desde el 13 de abril Tatiana Hernández no regresa a su casa en Cartagena. La joven bogotana es estudiante del programa de Medicina de la Universidad Militar Nueva Granada y se encontraba en La Heroica haciendo sus prácticas universitarias en el Hospital Naval de Bocagrande.
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Después de varias pistas como un vídeo de la joven sentada en unas rocas frente al mar, su celular y sus sandalias, aparecen nuevos testimonios e hipótesis de lo que pudo haber ocurrido con ella. Un primer testimonio de una persona que se encontraba cerca de la zona donde ella estaba, recopiló información de que ese día la vieron hablando con dos personas a pocos metros de la playa.
“Hoy tenemos otra versión de una persona que estaba en el sector el día que ella estaba sentada allí en la playa, donde dice que la visualizó por media hora y la abordaron dos personas, dos señores adultos; uno de ellos se acercó, y el otro se quedó al otro lado de la avenida, como esperando qué resultados tenía el otro señor, dice. Parece que eran conocidos de ella, porque ella al comienzo lo miró de reojo, se quedó seria, y de pronto el señor le hablaba, le hablaba, y de pronto ella sonrió. Yo asumo de que eran conocidos de ella, no tenemos personas conocidas, solamente sus compañeros de estudios”, dijo a Semana.
En testimonios más recientes, la madre de la joven contó a Noticias Caracol que existen sospechas de que estas personas pudieron haber drogado a Tatiana.
“No sé qué palabras le pudo haber dicho esta persona y la convenció o le aplicó alguna droga para que hubiera cruzado la avenida”, dijo la mujer. Al parecer, esta versión la entregó una fuente a El Tiempo. Se trata de un hombre vinculado a una empresa de aseo, quien vio a la joven cruzar el andén hacia las rocas; él percibió que ella estaba triste.
“Se veía triste. Uno se da cuenta. Había algo en su expresión, en su forma de sentarse, como si estuviera cargando algo por dentro”. Veinte minutos después, según la fuente, un hombre de tez clara y barbado la abordó, le hablaba y ella hubo un momento en el que le sonrió.
“Él se sienta donde ella estaba. Entonces ella se mueve a la piedra del frente. Quedaron frente a frente, hablando. Ella incluso se rio con él en un par de ocasiones. Pero esa tristeza no se le quitó del todo”. La conversación duró aproximadamente 45 minutos y mientras ellos hablaban, había un segundo hombre, de aproximadamente 48 o 50 años, que los observaba desde la distancia.
“Había algo raro. No era solo la conversación. Era el ambiente. Mientras ellos hablaban, había otro hombre más, parado a cierta distancia. Estaba observando. Eso fue lo que más me desconcertó”, dijo a El Tiempo.
“No era que pasaba por ahí. Estaba quieto, mirando. No se movía. Yo lo vi bien. Estuvo ahí un buen rato. Y cuando la pareja terminó de hablar, ese hombre también se fue caminando, como siguiéndolos desde lejos”.
Poco después de esto, la joven y el hombre con el que estaba conversando abandonaron el lugar. Al parecer, Tatiana se fue por decisión propia, pues no hubo ninguna acción violenta ni forzada. Sin embargo, es ahí donde entra la hipótesis de su madre, quien dice que su hija pudo haber sido drogada para ser desplazada fácilmente.
El testigo, y la madre de la joven, aseguraron que por la zona hay una cámara de seguridad que pudo haber grabado toda la interacción entre ambos, pero no funcionan desde hace mucho tiempo.
