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Sangre artificial, el revolucionario experimento médico que desarrollan en Japón

Este hito médico podría revolucionar las transfusiones en la medicina. La esperanza es que esta tecnología esté clínicamente disponible para 2030.

  • La sangre que se desarrolla en Japón es morada, a diferencia del color rojo de la sangre real. Foto: Andrés Camilo Suárez
    La sangre que se desarrolla en Japón es morada, a diferencia del color rojo de la sangre real. Foto: Andrés Camilo Suárez
30 de mayo de 2025
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Japón está avanzando hacia uno de los desarrollos más prometedores de la medicina moderna: la creación de sangre artificial. Este avance podría transformar la atención de emergencias y salvar miles de vidas alrededor del mundo.

Por lo tanto, los científicos japoneses han venido estudiando la posibilidad de crear una alternativa universal en la medicina. La investigación en este campo está liderada por el equipo del profesor Hiromi Sakai, en la Universidad Médica de Nara.

El estudio consiste en extraer de la sangre la hemoglobina, la molécula responsable de transportar oxígeno en los glóbulos rojos, y se encapsula en una membrana sintética que la protege de la oxidación y de agentes infecciosos.

El resultado son células artificiales que no contienen antígenos de grupo sanguíneo, lo que las convierte en un producto universalmente compatible.

En una transfusión tradicional, es fundamental que la sangre del donante sea compatible con la del receptor. Esto se debe a que los glóbulos rojos tienen en su superficie unas moléculas llamadas antígenos, que determinan el grupo sanguíneo de cada persona (A, B, AB u O). Si una persona recibe sangre con antígenos que su sistema inmunológico no reconoce como propios, puede sufrir una reacción de rechazo que puede poner en riesgo su vida.

Por eso, antes de una transfusión, siempre se hacen pruebas para asegurar la compatibilidad entre donante y receptor. Este proceso puede tomar tiempo y, en situaciones de emergencia o en lugares con pocos recursos, puede dificultar o incluso impedir que una persona reciba la sangre que necesita a tiempo.

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Lo innovador de la sangre artificial que se desarrolla en Japón es que no contiene esos antígenos, es decir, no tiene marca de grupo sanguíneo. Gracias a esto, puede usarse en cualquier paciente sin importar su tipo de sangre.

En paralelo, el profesor Teruyuki Komatsu, de la Universidad de Chuo, trabaja en una línea complementaria: transportadores de oxígeno a base de albúmina humana, también encapsulados con hemoglobina.

En estudios con animales, estas soluciones han mostrado capacidad para estabilizar la presión arterial y tratar afecciones críticas como hemorragias y accidentes cerebrovasculares. La comunidad científica está ahora a la espera de iniciar ensayos clínicos con humanos.

Una de las curiosidades más llamativas del producto es su color púrpura, una consecuencia del tratamiento aplicado a la hemoglobina.

En 2022, se realizaron pruebas iniciales con vesículas de hemoglobina que demostraron ser seguras y capaces de transportar oxígeno en condiciones controladas. Pero el salto decisivo se dará este 2025, cuando arranque un ensayo clínico con personas sanas, aprobado y anunciado por la Universidad Médica de Nara en julio de 2024.

Los participantes recibirán entre 100 y 400 mililitros de esta sangre artificial, en un estudio que buscará evaluar su seguridad y eficacia. Si los resultados son favorables, se dará paso a fases más amplias, con la vista puesta en lograr la implementación clínica hacia el año 2030.

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Uno de los factores más revolucionarios del producto es su durabilidad. Mientras que la sangre humana solo puede conservarse por menos de un mes y necesita refrigeración constante, la sangre artificial japonesa puede almacenarse hasta dos años a temperatura ambiente, e incluso hasta cinco años si se refrigera.

Esto no solo reduciría el desperdicio de unidades donadas, sino que facilitaría el acceso rápido a transfusiones en zonas alejadas o durante emergencias a gran escala.

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