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La historia del cura que es bombero en Antioquia: termina la misa y corre a apagar incendios

El padre Giovanny Galvis Ramírez lleva más de 20 años como sacerdote y desde hace más de una década es bombero. Lucha contra el reloj para no fallarle a Dios y al organismo de socorro.

  • El sacerdote Giovanny Galvis Ramírez compagina su labor como sacerdote de una parroquia en el noroccidente de Medellín con su trabajo como cabo en los bomberos de Bello. FOTOS JULIO CÉSAR HERRERA
    El sacerdote Giovanny Galvis Ramírez compagina su labor como sacerdote de una parroquia en el noroccidente de Medellín con su trabajo como cabo en los bomberos de Bello. FOTOS JULIO CÉSAR HERRERA
hace 41 minutos
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A veces en sotana, otras con casco y uniforme. Así se podría resumir la vida de Giovanny Galvis Ramírez, que si bien lo primero que quiso fue entregarle su vida a Dios desde el sacerdocio, encontró que podía hacer algo más por la comunidad. Así fue como llegó a compaginar su labor religiosa con su otra pasión: ser bombero.

Este sacerdote desde hace más de 20 años, actualmente es cabo del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Bello. Allí llegó en 2014 cuando era el capellán de El Rosario, la iglesia del parque principal de este municipio. Si bien comenzó como voluntario, finalmente hizo todo para volverse profesional, pero nunca dejando de lado la sotana.

Para cumplir con rigor sus dos vocaciones sin que una interfiera con la otra, el padre Giovanny ha desarrollado una disciplina férrea en el manejo de su tiempo. Su organización es tal que ni siquiera los habituales trancones del Valle de Aburrá logran impedirle desplazarse entre parroquias y estaciones, cambiando de rol —de sacerdote a bombero— con puntualidad y compromiso.

Según relata, a las 7:00 a.m. cumple sus primeras funciones como sacerdote en la parroquia San Fernando Rey, del barrio Alfonso López, en la comuna 5 (Castilla), noroccidente de Medellín. Después de finalizar la misa, aún como sacerdote, tres veces por semana va al Colegio la Compañía de María, en este mismo barrio, donde ejerce las funciones de capellanía con las estudiantes y las monjas.

Esta función en el colegio debe hacerla antes de las 9:00 a.m., cuando llega la hora de quitarse la sotana y ponerse el traje bomberil. Para ello tiene 25 minutos, los que se demora el recorrido desde el colegio hasta la sede de Bomberos Bello para empezar sus funciones como director administrativo, labor que ejerce, si no hay novedades, hasta las 5:30 p.m., cuando vuelve a la iglesia para dar la misa de las noches en Alfonso López y finalizar con grupos bíblicos y de oración.

De párroco a bombero

Sus comienzos como religioso fueron hace más de dos décadas, aunque la vocación la tuvo desde su infancia, cuando estudió en el colegio parroquial Liceo Francisco Restrepo Molina, adscrito a la parroquia Santa Gertrudis de Envigado.

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“Desde muy niño entré a la parroquia y allí conocí la fe, me eduqué y me formé. Cuando salí del colegio tenía esa inquietud vocacional y me invitaron para hacer proceso vocacional en el Seminario Mayor. Comencé con los estudios y llegó el momento de la ordenación”, expresa Giovanny, cuando en ese momento ni se le pasaba por la cabeza ser bombero.

Pero la vida religiosa lo fue llevando de templo en templo hasta que llegó a la iglesia El Rosario y allí empezó a tener cercanía con el comandante de los bomberos bellanitas, capitán Nelson Zuluaica, quien le hizo revivir esa pasión que tuvo de niño, cortesía de su abuelo, quien fue bombero de Envigado.

“Siempre me gustó ese tema de ser bombero. Me llamaba la atención porque mi abuelo fue bombero en Envigado antes que hicieran la estación. Entonces le comenté al capitán Zuluaica que a mí me gustaría acercarme a esa realidad. Así fue como él me dio la oportunidad de entrar a formación a la academia de bomberos de Bello”, relató.

Pero el trabajo de formación de Giovanny no fue sencillo, porque había prácticas y clases los fines de semana, justo los días más complejos de su labor religiosa, por lo que le tocó buscar como ponerse al día con las clases y así poderse graduar como bombero profesional. “Me tenía que desatrasar y los profesores me comprendían por mi labor y eso me ayudó mucho”.

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Después de cumplir con sus estudios como bombero, no solo en Colombia, sino en Estados Unidos, los cuales realizaba en las vacaciones que sacaba de la iglesia, el padre Giovanny habló seriamente con el capitán Zuluaica y le lanzó una frase contundente: “Capi, no, no quiero ser honorífico, yo quiero salir, yo quiero atender emergencias”.

Y con esa frase se ganó su lugar como bombero en Bello, situación que ejerce con la misma pasión que le da su tiempo a predicar la palabra de Dios.

Misas y emergencias

Como bombero profesional ha tenido emergencias que han interferido para poder dar misa, como ocurrió con la tragedia del pasado 24 de junio en Granizal.

“Me tocó pedirle apoyo a los compañeros de la parroquia para que dieran misas y realizaran las actividades en las noches para yo poder atender la emergencia de Granizal como bombero. La verdad, conté con mucho apoyo durante esos 15 días”, explicó este religioso, quien alcanzó a apoyar las eucaristías que se celebraron en honor a las 27 víctimas de la tragedia.

En ocasiones, con el traje bomberil, le ha tocado aplicar los santos óleos a las personas que están a punto de fallecer en alguna emergencia, como le tocó en un incendio en el que tuvo que sacar su “botiquín” religioso y con su uniforme bomberil le realizó ese auxilio espiritual a dos víctimas.

“Uno siempre lleva el kit básico para realizar esos rituales cuando le toca el momento de la atención, teniendo en cuenta que muchas veces en los bomberos se presenta la situación de atender un una persona al borde de la muerte. Yo lo mantengo en el carro”, expresó.

Considera que sus vocaciones conviven a plenitud porque su principal consigna es el orden para manejar sus tiempos y ejercer sus funciones. “Hay que ser demasiado organizado para que no se generen conflictos a la hora de hacer las misas y cumplir en bomberos. El éxito de todo es la disciplina”, concluyó.

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