Medellín tiene más de 650.000 árboles, de los cuales hay 470.000 que están registrados en el Sistema de Arbolado Urbano (SAU), una plataforma de la Alcaldía que posee la “hoja de vida” de al menos 829 especies arbóreas, lo que representa una importante riqueza en la flora del sector y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Entre las especies de árbol más abundantes en la ciudad está el Cedro Blanco, Eucalyptus grandis, Aguacate, Yagrumo Guayacán rosado, el Guayabo, el Guayacundo, la Ceiba, el Búcaro y el Ébano. Sin embargo, existe un tipo de flora que es bastante particular por el olor que emana en ciertas temporadas del año: el algarrobo, cuyo nombre científico varía de acuerdo a la especie (Prosopis pallida, Prosopis chilensis, y Hymenaea courbaril).
Lea también: En Medellín buscan intervenir 602 árboles en riesgo antes de que se acabe marzo
El algarrobo (“al carub”, que significa el árbol por antonomasia) lo encontramos en algunas urbanizaciones, parques, calles y hasta en centros recreativos. Su estructura es grande porque es considerado un subcaducifolio, que se refiere a un árbol que pierde parte de sus hojas en estaciones secas o frías. Su altura es comúnmente de 10-20 metros, con 20 a 150 cm de diámetro, tronco grueso, ramoso, ramas extendidas, inermes o espinosas.
¿Por qué el Algarrobo huele a ‘pecueca’ en ciertas temporadas del año?
No es raro sentir un olor a ‘pecueca’ cuando pasamos por ciertos sitios de Medellín, por lo que observamos si realmente somos nosotros o el vecino usa sandalias y olvidó ponerse desodorante para pies (suele pasar). Pero lo cierto es que ese aroma proviene de la excreción (resina) que produce el algarrobo, que son compuestos azufrados cuya finalidad es generar una adaptación para la vida en ambientes áridos.
Estas sustancias también influyen en la microbiota del suelo, porque las vainas caen y esto provoca una composición de hongos y bacterias que pueden producir olores rancios. Julio y agosto suelen ser los meses con temporada seca o de transición climática en Colombia. Esto hace que el árbol se estrese y provoque la caída de sus frutos, que después se descomponen y dan paso a la fermentación. El hedor suele ser más penetrante cuando llueve, pues la humedad hace que las bacterias y los hongos actúen más rápido.
Beneficios de tener un algarrobo cerca
No podemos echarle la culpa a este arbolito de su naturaleza, pues al fin de cuentas cumple con la función en dar fruto y sombra. Si usted tiene un algarrobo cerca, procure cuidarlo haciendo que tenga buen sol para su fotosíntesis y no lo plante al lado de estructuras porque se expande demasiado. También puede regarlo en los meses secos, entre 1-2 veces por semana, y trate de que su alrededor esté limpio para que esté sano y viva hasta 300 años.